El problema

1.6K 189 21
                                    

Apague el motor del auto y saqué la llave observando la casona de aquella extraña familia de pardos, que contra todo pronóstico son los únicos que puedo decir que son respetables. La madre de mauricio es un amor, un poco astuta, pero dulce y honesta. El padre, un hombre completamente respetable, trabajador y la versión más madura de mauricio, a mi juicio podía decir que mauricio había heredado completamente la forma de ser de su padre, servicial y agradecido.

Suspiré.

La situación con Simón me tenía muy estresado. Podía sentir la ansiedad de mi lobo, gritándome por ayudar a Simón , por tenerlo en mis brazos, tocar su piel y sus dulces labios.

Pero cada día eso se hacía más imposible, sentía la necesidad de tenerlo bajo mi techo alrededor de mi manada y familia, seguro. Y no en esta casa , que pese a que estaba con su familia, sabía que lo que estaban haciendo era brutal .

Lo encontraba lastimado y ensangrentado casi siempre y para mí sorpresa, Simón no se veía como alguien que sufriera con eso.Lo disfrutaba. Disfrutaba burlarse de unos golpes que no le hacían nada a su poder.

No sabía a ciencia cierta hasta donde llegaban las habilidades de Simón, o como debía considerar el hecho de que venía de una manada antigua y peligrosa de rastreadores. No tenía información del tema, así que no podía dimensionar la gravedad del asunto.

Sólo podía hablar de lo que sentía. De lo que ese "sexto sentido" me decía.

Una sensación de peligro se había instalado en mis entrañas, revolviendome en angustia y ansiedad, sentimiento que hacía su efecto cuando veía o tenía cerca a Simón.

No era un algo a decir verdad, ya lo sabía bien, era él. Simón había cambiado , lo sentía . Casi podía tocar ese " algo " que se escondía detrás de su angelical sonrisa.

Y me aterraba. Me aterraba que cambiará hasta el punto de pensar que no me necesitaba en su vida.
Lo quería. Locamente lo quería.

La atracción era innegable y su forma dulce y algo traviesa de ser me tenía loco. No quería que me dejara. Podíamos superar lo que fuera que se nos presentará. Juntos. Estaba dispuesto a luchar por él, a estar a su lado sin importar lo que pasara.

Pero sí era el mismo Simón el que no quería nada , el que se iba , yo no podría hacer nada más que lamentar su perdida. Sí el cambiaba lo suficiente para querer irse , yo no tendría oportunidad en esa situación

Y sinceramente no quería tampoco que algo así sucediera.

Suspiré de nuevo, apoyando mi frente sobre el volante.

-¡Ey Jeferson! ,¿Tan difícil es llegar aquí que te ha dejado exhausto el camino? - la voz de mi chico hizo que todo se me revolviera de la emoción. Simón me hacía sentir tantas cosas, que era sorprendente.

Sonreí al ver su hermoso rostro a un lado de mi ventanilla, Tenía un poco morada su mejilla izquierda, pero al parecer nada de que preocuparse.

Alcé mi mano para tocar tan delicada zona y asegurarme que no tenía nada más roto que no quisiera mostrarme.

Cada día estaba más en desacuerdo con ese tal entrenamiento.

Mi mano se posó en su barbilla y con lentitud gire su rostro.

Simón se rió.

- estoy bien Joe - me dijo sin quitar esa sonrisa de sus labios.

- es mejor asegurarme - respondí.

- como quieras- respondió alzando un hombro descomplicada mente.

Solo negué un poco con mi cabeza sintiendo como una sonrisa se alojaba en mi rostro.

Relatos de la manada oeste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora