Decir que el tiempo vuela o pasa rápido, es bastante relativo, pues cada día y noche está marcado por la asombrosa rotación de este pequeño mundo llamado Tierra. Unos segundos más o menos no son realmente relevantes o tal vez si...
El hecho radica más en la percepción que en el concepto. Entre más este enfocado tu cerebro en algo , el tiempo pierde significado, y un día se va como sí fuera un par de horas y una hora frente a la persona que más llama tu atención se va en segundos.
De allí que un beso con el sujeto perfecto no tiene forma de medirse en tiempo.
Caso contrario ocurre cuando no hay nada más que hacer o estás en la situación más aburrida de tu vida donde cada minuto pesa, como sí la tierra se hubiera detenido.
Así que ese concepto de sí se va muy rápido o no, dependerá de la experiencia.
Y aquí y ahora mirando el tiquete de viaje en mis manos y al frente a Leonardo y su gran sonrisa. Mi mundo se había detenido.
Dándome el tiempo perfecto para rememorar cada maldito instante , tanto bueno como malo, también como los vergonzosos y los completamente satisfactorios.
Es que enserio mi mirada iba de un lado a otro pero mi cerebro seguía estancado en una brecha en el tiempo.
Podía incluso recordar con gracia el día de mis grados , hace apenas un mes y seis meses desde que me volví a reunir con Leonardo. Allí estaba yo frente a todos los presentes a mis grados con el título en mano y con el pensamiento de nuevo incrustado en el tiempo y es que en ese momento podía decir que en un abrir y cerrar de ojos, habían pasado años. Años en los que pase mil cosas nuevas recordando día y noche a un lobo italiano y la mordida que nos llevó a una situación tan extraña y compleja que incluso puede llegar a considerarse hilarante de lo estúpida que fue. Pero que realmente cambio nuestras vidas. Ese día recordé eso y aún así con una sonrisa en la cara y el orgullo de toda mi familia y mi pareja pasé un velada espectacular.
También fui consciente de que habían pasado meses desde que Leonardo me encontró husmeando en la disco, meses que se fueron volando entre salidas , conversaciones a distancia y visitas inesperadas.
Y una que otra queja por el interventor de la obra del restaurante. Menos mal Viktor tenía más que hacer con el molesto pelirrojo que Leonardo.
¡Por todos los cerdos de la hacienda!
Que si tenía que volver a verlo lo iba a despellejar , aunque el tipo seguía sin saber quién era yo. De alguna manera se había convertido en un juego secreto entre Leonardo y yo.
El chico inocente del hecho, pasando bastantes incomodidades y el resto de las personas, la manada y los empleados del club con el conocimiento de lo que Leonardo y yo éramos como pareja y una sonrisa de piedad y a veces de burla para el pobre hombre. Nada que tampoco lo afectará realmente.
Y no es como que yo, Jhon Jeferson, pasará una buena oportunidad para hacer una broma, menos hacia una persona que me parece un poquito molesta.
Por lo demás podía decir que todo iba miel sobre hojuelas. Otro tema importante a mencionar es que en estos meses la relación con Leonardo se había enfocado más en la parte políticamente correcta. Salidas , conversaciones, temas más ... Calmados y que no habíamos vivido por las prisas del comienzo de la relación. No puedo negar tampoco que más de una vez se me iban las ganas de tirarme sobre el hombre.
¡Era un pecado andante por favor !
Leonardo es todo el concepto de un hombre. Me encanta su forma de ser , de hablar , de reír , de mirar, pero sobre todo su forma de amar, de afrontar las decisiones y su veracidad. Así que contra todas mis fuerzas , evitaba cruzar la línea que antes ni siquiera habíamos visto , sino que arrollamos ciertamente, pero que a la vez nos trajo tantos problemas. Por eso esta vez debíamos hacer las cosas de un modo correcto. De conocernos de la manera adecuada para no repetir los sucesos. Eso no quería decir que una que otra manito se deslizara por el camino incorrecto de vez en cuando sobre ese exquisito cuerpo.
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Relatos de la manada oeste.
WerewolfLos alfas siempre son vistos como los líderes intocables que solo saben hacer una cosa : ordenar. Y eso es algo que Mike Jeferson odia. Él necesita estar entre sus betas en la lucha, con sus hermanas y hermanos , ir con los capataces a criar sus c...