El amor cura o mata. Jamás sintió amor por nadie tal vez eso la llevo a amar tan pateticamente a un patán. Después de ser forzada a vender su vida tuvo una especie de estocolmo que la llevo al mismo infierno, ¿Al final fue feliz o infeliz?.
- no pensé que fuera tan buena la relación con tu......prometido.
- no lo es.
Me miró con algo de tristeza en su mirada, el no me creía para nada, yo no creeria si estuviera en su lugar, dormí en los brazos de el individuo toda la noche, para decir que no somos cercanos, sonaba como una estupidez.
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- Soo Young - el individuo salió de el hostal detrás de nosotros llamando mi nombre. Por azares de el destino ese día la agenda sería cumplida por nosotros tres, Eunwoo no estaba del todo contento podía verlo en sus ojos, el individuo tampoco parecía contentó y yo, yo no sabía que sentir.
Nos dirigimos asta una pequeña cabaña en donde nos sirvieron el desayuno para luego ir a la montaña en donde visitariamos un hermoso templo ansestral que daría un poco de forma a la extructura de aquel diseñó en puerta.
- woooooo - mi algarabía fue tanta que grite de felicidad.
- ¿te gusta? - Eun se paró a mi lado mientras ambos disfrutábamos de su belleza.
- me encanta.
- es hermoso no es así.
- es magnífico, si no fuera por ti jamás lo hubiese conocido.
Detrás de nosotros escuchamos el resople de Jungkook que al parecer no estába feliz de estar ahí, en su cara tenía un gesto de enojo reprimido, volte a mirar su gesto una vez mas pero este no miraba a dónde nosotros sino a otro lado muy diferente.
- ¡vamos! - Cha me tomo de la mano para llevarme dentro de el templo, enseguida comenzó a sacarme fotos por miles, el era gran fan de guardar todos los momentos en fotografías.
La tarde paso tan rápido que no me di cuenta, incluso olvide la cara de el individuo por completo, es más me olvidé de el por completó, no fue asta que me di cuenta que temblaba de frío bajo el pequeño techo de aquel lugar.
- ¿estás bien? - pregunté cuando me acerque a el.
No respondió nada solo me miro con algo de desprecio, el era como un niño pequeño, furico y voluntarioso, tenía mucha razón la abuela cundo dijo que los crió como pudo, ellos eran solo dos cascarones de adultos con la actitud de niños pequeños.
- ¡toma ésto! - me quite la sudadera negra que tenía bajo mi chamarra para dársela, quizá salió de prisa por lo que no tuvo tiempo de tomar una mejor ropa, solo tenía una chaqueta delgada y pequeña con el.
- no lo necesitó - apretó los labios y me miró con indiferencia.
- ¡ponte ésto! - bajé el cierre de su campera.
- ¿Que crees que haces?.
- solo póntelo, no quiero que te enfermes y después ser responsable de ello - tire de su manga.
- ¡que necía! - no tuvo más que aceptar mi prenda.
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