El amor no muere | cap 39

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Todo estaba oscuro y trataba de encontrar aunque sea un pequeño grano de luz o al menos saber en dónde se encontraba, de pronto nuevamente su mente jugaba con sus recuerdos mostrándole toda su relación con el semivastaya, esos momentos tan hermosos que pasaba a su lado mientras entrenaban juntos o esos pequeños detalles del semivastaya hacia ella intentando conquistarla de millones de formas, incluso al recordar recuerdos de su adolescencia con el semivastaya podía notar como algunas cosas no cambiaban, las expresiones de Sett seguían siendo exactamente las mismas, no había cambiado mucho a decir verdad para ella seguía siendo un tierno niño que dependía del amor de su madre y el de ella ya que solo no podía en esta vida, era un mimado dependiente de ella aunque no lo parecía, durante esos años que el había pasado en soledad con su madre siendo el Jefe de La Fosa era el más temido del lugar y nadie podía decirle que no, pero cuando volvieron a encontrarse era como si ella fuera su más grande debilidad ya que no lo había visto volver a intimidar a nadie frente a ella, su presencia lo había vuelto un blando total e incluso a ella también, no volvió a ser la Xayah que siempre solía ser, aquella vastaya que solo reía con el amor de su vida y que siempre era la más inteligente entre ambos, ahora era más temida y no por ser La Rebelde que era sino porque era la vastaya más fuerte de Jonia y la esposa de Sett, el amor lo cambia todo y al parecer Sett era el más apropiado para estar a su lado ya que ambos eran muy similares en muchos aspectos y siempre trataban de ser el mejor.

No podía soportar que su mente siguiera enseñándole los mejores momentos de su vida con los dos hombres que habían robado su frío corazón, se supone que ella jamás debería estar a los pies de nadie y que siempre debía ser aquella vastaya rebelde que todo el mundo temía encontrarse, una fiera asesina que destrozara todo a su paso, pero aún así su corazón se había derretido ante un vastaya que adoraba el baile, la música y que era totalmente un dolor de cabeza para ella y también de un semivastaya rudo, totalmente terco y sobre todo competitivo. Sus sueños y recuerdos se convirtieron en pesadillas al repetir nuevamente aquella escena de su amado pelirrojo envuelto en su propia sangre mientras poco a poco perdía la vida en sus brazos.

Ante el susto de aquellos sueños la vastaya comenzó a abrir sus ojos tratando de diferenciar los objetos a su alrededor, todo estaba borroso y su cuerpo le pesaba demasiado, se levantó lentamente sentándose en la cama en la que se encontraba con algo de pereza, observo que sus pechos estaban vendados para no ser vistos, solo tenía puestas sus bragas y noto como alguien había curado varias de sus heridas que estaban dispersas por todo su cuerpo, su cabello estaba suelto y completamente peinado, al parecer alguien había estado cuidando de ella mientras estaba inconsciente, a su lado observo su vestido doblado listo para ser usado por lo que lo tomo en sus manos y comenzó a vestirse, aceleró el ritmo al escuchar la puerta de la habitación abrirse, en cuanto sus ojos de direccionaron hacia la persona que había entrado en la habitación se asombro y se quedó sin aliento, un vastaya albino se encontraba cerrando la puerta de la habitación para luego caminar en dirección a ella y tomar asiento a su lado.

-Como te sientes? -la vastaya solo lo miraba con su boca algo abierta sin poder decir una sola palabra al tener tal impresión- supongo que aún estás sorprendida al verme no es así? -la vastaya asintió sin quitarle los ojos de encima- yo también me sorprendi cuando desperté y me encontré vivo.

-Aun no entiendo nada, es que.....no puedo creerlo, se supone que estabas muerto y de pronto apareces como si nada -se abrazo las piernas desviando la mirada, la mano del vastaya acariciaba su cabello.

-Lo se amor, Ahri fue quien me cuido todo este tiempo, desperté hace unos pocos días y con ayuda de Soraka pude volver a la vida, la verdad yo no planeaba nada de esto, pero Ahri estaba decidida a traerme nuevamente a la vida para que esté contigo -ante esas palabras la vastaya no sabía cómo responder, ¿Como decirle de que ella ahora estaba a punto de casarse? y no con el, en ese momento su corazón le latía a mil y no sabía que hacer, pero Rakan la conocía tan bien que sabía que era lo que le preocupaba- Xayah mírame -tomo la barbilla de la vastaya y poco a poco la acercó más a el en un intento de que sus labios volvieran a encontrarse, Xayah no sabía que hacer, Rakan lo era todo para ella no podía negarse pero su corazón le estaba gritando el nombre del semivastaya, se separó bruscamente de el mirándolo a los ojos.

Todo por Amor | Xayah, Rakan y SettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora