7. Desconocido.

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- Amigo lo que necesitas es un buen polvo. - Mew se sorprendió al escuchar esto de su mejor amigo.

- No eres mi tipo. - respondió.

- Imbécil, sabes que quiero decir. - Mild trataba de bromear con él, pero en esta fecha en particular, no estaba de humor.

Habían pasado mas de dos años desde que dejó todo en Tailandia y viajó a Los Ángeles a terminar una carrera de cuatro años en dos, no porque se lo propusiera, si no porque necesitaba el menor tiempo disponible para pensar, pensar en lo que dejó atrás, no quería pensar, punto.

Ya habían pasado varias semanas desde su graduación, sus padres insistían que volviera, pero lo retrasaba lo más que podía.

- Oye en serio, cuando lleguemos a las Vegas debes buscar algo para relajarte ¿fruncir tanto el ceño no te da dolor de cabeza? - Mild lo sacó de sus pensamientos.

- Cállate, vámonos o llegaremos tarde. - tenían su equipaje listo, eran cuatro horas mas o menos de viaje en auto de Los Angeles a Las Vegas, así que debían darse prisa si querían llegar antes del anochecer.

Llegaron a un elegante hotel, verían varios espectáculos, luego se emborracharían en algún bar, estaban celebrando su graduación con Mild y sus amigos más cercanos.

La noche llegó mas rápido de lo que quería, sentado en la barra de un bar cuyo nombre no pensaba recordar mañana, observaba a los chicos lindos bailar en el centro de la pista, Mild tenía razón de algún modo necesitaba un buen polvo, después de beber algunos tragos.

Un grupo de chicos bulliciosos llamó su atención, todos eran atléticos y asiáticos, podría adivinar correctamente al suponer que eran tailandeses.

Les prestó algo de atención, hasta que su visión se volvió borrosa, cuando iba a pedir otro trago un chico moreno y alto se acercó a su lado de la barra.

- Una cerveza por favor. - pidió él chico.

Otro chico lindo se acercó y trató de abordarlo, era el quinto que rechazaba, tuvo una especie de deja vu que no quería tener.

- Oye es lindo, no debiste hacer eso. - el chico bronceado le dijo.

- Si te gusta ve por él. - respondió Mew.

- No es mi tipo aunque es lindo, prefiero a hombres altos y con músculos de donde agarrar. - el chico le respondió lanzándole una mirada penetrante que sintió en su ingle.

- ¿Que están celebrando? - Preguntó cambiando de tema.

- Competencias de invierno, somos representantes de Tailandia, venimos a competir a Los Ángeles por nuestra universidad. - explicó el chico tomando un sorbo de su cerveza.

- ¿Ganaron? - preguntó Mew haciendo lo mismo con su trago.

- Perdimos miserablemente. - dijo el chico haciendo brindis con su trago y cerveza sin pedirlo.

- ¿Entonces por que están celebrando? - preguntó curioso.

- Este es mi ultimo año, para varios de nosotros, nos graduaremos pronto y por ende nuestra ultima competencia. - el bullicio de los atletas lo despertaba de su letargo debido a los tragos.

- ¿Siempre son así de escandalosos? - preguntó sobre la bulla.

- No, son más, jeje pero así se divierten al menos. ¿Y tu que celebras? - preguntó el chico.

- No hay nada que celebrar. - dijo Mew tomando otro trago.

- Oye no suenas muy optimista ¿corazón roto? - Mew no quería hablar, pero por alguna razón este chico le transmitía confianza, además necesitaba desahogarse, si no era con sexo, sería con esto.

- No tienes ni idea. - le dijo después de pensarlo por algunos segundos.

- Soy bueno para escuchar, puedo adivinar que este no es tu segundo o tercer trago y viendo como despides a los niños que se te acercan, lo necesitas. - le dijo el chico listo.

- Mi amigo me dijo que necesito un buen polvo. - dijo sonriendo.

- ¿Y tiene razón? también soy bueno en eso. - esta plática era un soplo de aire fresco para Mew, escuchaba cada palabra de este chico y cada vez era más fácil hablar con él.

- Supongo que si. - respondió observando al chico atlético.

- ¿Que si a que? ¿que necesitas un buen polvo o que soy bueno? - preguntó el chico con una mirada coqueta.

- Ambos. - respondió Mew devolviendo la mirada.

- Bueno vengo aquí cada año y arriba hay habitaciones, por si quieres hablar o... - la sugerencia sonaba tentadora.

- Mi novio embarazó a su prometida con la cual llevaba más tiempo que conmigo, me mintió sobre su relación con ella y se casaron después de que me viniera para aquí. Esta fecha es su aniversario. - Mew soltó de repente, no sabía porque lo había hecho, solo sintió que un peso se desprendía de su pecho.

- Wow supongo que si necesitas ese buen polvo. - el chico volvió a beber de su cerveza y le sonrió, esa sonrisa le disparo una descarga electrica que llegó hasta su entrepierna.

- Bien tienes dos opciones, te emborrachas conmigo y luego vamos arriba o vamos arriba y llevamos varias botellas para emborracharnos. - nunca en su vida se había sentido tan tentado como ahora.

- ¿Tus amigos no van a extrañarte? - le preguntó al chico.

- ¿De todo lo que dije eso es lo que te preocupa? ¿que tal eso de no hablar con desconocidos o tener sexo con ellos? - preguntó el chico riendo.

- ¿Eres un psicópata? ¿vendedor de órganos ilegal? ¿asesino en serie? - preguntó cuando llego al límite de su borrachera.

- Nada de eso ¿y tu? - respondió el otro.

- Nada, solo un chico en un bar. - Mew se acercó y le susurró al oído.

- Uno muy sexi. - respondió el chico al oido de la misma forma, un susurro envolvente que envió escalofríos a todo su cuerpo, cosa que había dejado de sentir desde hace mucho tiempo.

Se acercó a su cuello y olió, olía a hombre, cuero y sexo. Era justamente su tipo, no estaba tan borracho para no darse cuenta, subió con su nariz por su mejia y olió aún más. - hueles bien. - le dijo.

- ¿Es todo lo que vas a hacer? - retó el otro.

Mew fue acercando su boca a la del otro y un solo roce de labios lo llenó de hambre, tanteó hasta que el otro abrió sus labios y lo dejó ingresar su lengua a su cavidad, un beso fue todo lo que se necesitó para despertar la pasión que había perdido desde hacía dos años, sus oídos sumbaban y sus piernas temblaban, buscó sostenerse de la barra encerrando al chico entre sus brazos.

- Oigan vayan a una habitación. - el barman les lanzó una tarjeta llave, que aceptaron gustosos.

- Por cierto soy Mew, supongo que no es un habito tuyo tener sexo con desconocidos. - le dijo al chico.

- No lo es, al menos que el desconocido sea sexi y bese como un dios. - respondió el otro lamiendo el lóbulo de su oreja.

- ¿Me dirás tu nombre entonces? - volvió a preguntar.

- Vamos arriba te lo diré y gritaras por ello. - prometió el chico.

Subiendo las escaleras a la parte de arriba del bar donde habían varias habitaciones amuebladas como en un motel, antes de llegar a la habitación designada, Mew se giro esperando escuchar el nombre que iba a gemir esta noche.

- Gulf, ese es mi nombre, asegurate de recordarlo. - la mano en su entrepierna sería garantía de ello.

Lo Aprendí de Ti 💔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora