Epílogo: Vacaciones de Navidad
Cerré los ojos y dejé que los rayos de sol lamieran mi cuerpo. Era Navidad pero en la zona donde nos encontrábamos no hacía nada de frío, había calor casi todo el año.
Una parte de mí estaba triste por ello, acostumbrada al frío y la nieve en esta época del año. En mi familia solía ser tradición salir todos juntos a hacer un muñeco de nieve que adornara nuestro jardín durante el resto de las fiestas. Este año me había tenido que conformar con hacer un muñeco de arena que al día siguiente había sido destrozado.
-No te ves muy contenta- comentó Hunter acostándose en la hamaca que estaba a mi lado- dime cuñada, ¿mi hermano se está comportando demasiado bien?
Me sonrojé.
No pensaba hablarle a un adolescente sobre mi vida sexual.
-Echo de menos la nieve- me limité a contestar- siempre me ha gustado más el frío que el calor.
Hunter sonrió divertido.
-A vaya sitio te has ido a mudar- se mofó.
En mi defensa diré que todo había sido idea de mi padre, aunque yo sí que había tenido que ver con la elección de la universidad que se encontraba cerca.
-¿No tienes casa?- pregunté cambiando de tema- ya sabes, la que está enfrente con una piscina propia sin que vengas a usar la mía.
Me guiñó el ojo.
-Paso, mamá lleva todo el día persiguiéndome para que acepte ir a esa estúpida escuela para genios que le propuso mi profesora de física- hizo una mueca- y papá no para de hablar con Luke sobre lo genial que es que ya le hayan admitido en la universidad.
Cierto, hace un par de días la universidad había accedido a dejar entrar a Luke gracias a sus excelentes calificaciones y su inminente entrada al equipo de fútbol.
-Supongo que te puedes quedar- dije compadeciéndome- aunque te aviso que mi madre está histérica por la cena de Navidad y no para.
Nuestras familias habían decidido hacer la primera cena formal entre ellas, si bien ya se habían conocido todavía no habían pasado mucho tiempo juntas. Por eso el 24 de diciembre los Murphy vendrían a casa a cenar y conocerse todos mejor.
Hunter sonrió y sin decir nada más se lanzó a la piscina salpicándome en el proceso.
-No te vuelvo a dejar entrar- le enseñé la lengua.
-Oh vamos cuñada- dijo nadando hacia el borde- te vas a ir una semana y no te voy a ver hasta la cena. No puedo vivir sin mi profe favorita.
A Hunter parecía agradarle mi compañía, me había estado buscando durante todas las vacaciones e irrumpiendo mis citas con Luke. Creo que el motivo era porque yo era la única que no le exigía nada, como era el caso de sus padres con la escuela, y le apreciaba tal y como era: un minorista. Además también influía que fui una de las pocas personas que creyó que podría conseguir sacar notas tan altas.
Rodé los ojos.
-No es para tanto. Volveré pronto.
Hunter frunció el ceño.
-Yo sigo diciendo que una mala idea, acabarás en el hospital.
Tuve que darle la razón.
No iba a acabar en el hospital porque me hiciera algún daño, sino para acabar acompañando a Dylan que estaba pasando sus navidades con Danny. Mi mejor amiga había sido la que me había invitado a pasar una semana en su casa, donde sí que nevaba, y yo había aceptado sin dudarlo.
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Electricidad y magnetismo
Teen FictionJo lleva toda su vida siendo víctima de humillaciones en Élite. Sin embargo, su vida da un cambio de ciento ochenta grados cuando en mitad del curso la mandan a un internado en Inglaterra de donde volverá irreconocible. Un nuevo curso ha comenzado e...