Capítulo 32: Suerte

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Capítulo 32: Suerte

-¿Tenemos que volver al internado?- le pregunté a Luke mientras él se colocaba su uniforme de Élite.

Se había despertado temprano para llegar antes del almuerzo al internado y así poder recoger todas sus tareas pendientes de las clases que se había perdido. Por mi parte preferí quedarme acostada en su cama observándolo, aunque quisiera vestirme no podía ya que una de las sirvientas recogió mi uniforme para lavarlo y que pudiera llevarlo.

Ya podría ir con la ropa que me diera la gana, total el castigo no iba a empeorar.

-Sabes que sí- sonrió divertido- tenemos que graduarnos, el ciclo de la vida y todo eso.

Rodé los ojos.

-Lo único que puedo visualizar es mi inminente muerte a manos de Anna- suspiré- voy a morir joven.

-No seas exagerada- comentó divertido ante mi dramatismo- no creo que sea muy dura contigo a pesar de las circunstancias, tú y Danny siempre le habéis caído muy bien.

-Ama a todos sus alumnos aunque intente ocultarlo- me senté en la cama- ¿por qué sino nos iba a poner esos castigos? Su intención nunca fue que escarmentáramos por nuestros errores, sino darnos las lecciones que necesitábamos.

Alzó una ceja curioso.

-¿Ah sí? Ilústrame.

-Mi destino era conocer a Hunter- me encogí de hombros- Anna sabía que yo podría hacer que se pusiera las pilas, y él acabaría animándome para hacer las cosas que no tenía el valor, que me daría la confianza que necesitaba. A Dylan le dio una meta en la vida, le enseñó que en realidad siempre quiso estudiar y no era un vago que no servía para nada. A Danny paciencia, que siempre le hizo mucha falta, y acceso ilimitado en el aula de música para ponerse a practicar y componer.

-¿Y a André?

Bajé la cabeza apenada.

-Que por mucho que corras para alcanzar algo a veces es imposible. Lo mismo que intentó enseñarle a Kyle.

Luke se sentó a mi lado y me cogió de la mano.

-¿Estás bien?

-Fue duro- admití- nunca lo había visto de esa manera. De verdad le gustaba.

-No puedo culparlo- me besó la mejilla- pero lo superará.

Eso esperaba.

Alguien le había roto ya el corazón, y cuando pareció que podía sanar aparecí yo para rompérselo de nuevo. Entendía que no quisiera volver a saber nada de mí, le había dado esperanzas para después pisotearlas.

-¿Sabes?- dije cambiando de tema- me muero de hambre.

Luke asintió.

-Hace un rato dejaron tu uniforme en la puerta- señaló su escritorio en donde se encontraba un montón de ropa- pero estabas dormida y no quería despertarte, además mi camiseta te queda mucho mejor que a mí.

Me sonrojé.

¿Alguna vez me acostumbraría a los halagos de Luke?

Por la cara que Luke estaba poniendo él esperaba que no, le encantaba verme avergonzaba y sonrojada.

Sin decir nada más cogí toda mi ropa y entré al baño, logrando que él soltara una risita divertida. A Luke le había importando un pimiento que yo estuviera en la habitación y se había cambiado allí mismo, para mi deleite, pero yo era mucho más vergonzosa que él.

Electricidad y magnetismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora