Capítulo 29: Locuras de amor

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Capítulo 29: Locuras de amor

El viaje desde el internado hasta la ciudad en la que vivía Luke no fue muy largo, un par de horas en coche todo gracias a que apenas había tráfico en la autopista.

Sin embargo, no me relajé en ningún momento.

No solo estaba tensa por mi futura confesión o porque en cualquier momento podría aparecer un policía para pedirme el carnet, que también. Sino por el futuro castigo que me esperaba al volver al internado.

Danny tenía razón, nadie estaba vigilando la puerta principal. Y para cuando el vigilante alertó que acababa de abrir la verja y estaba saliendo fue demasiado tarde. En un tiempo record fui a los aparcamientos designados para los profesores y me subí al coche de Olivia. Todavía podía oír los gritos de Anna mientras me alejaba.

El móvil no paró de sonarme durante todo el trayecto.

Seguramente eran mis padres, quienes exigían una explicación ante mi huída porque era un hecho que Anna los había llamado en cuanto tuve un pie fuera.

Pensaba decirles todo mi plan, cuando estuviera en la ciudad. Lo que menos quería era que se preocuparan. Además, esperaba encontrar la aprobación de mi madre y estar al menos en casa sin ningún castigo.

Las locuras por amor le encantaban.

Esperaba que la que estaba cometiendo su hija también.

Al llegar a la ciudad me dirigí hacia el barrio rico, en el que para entrar me pidieron mi carnet de identidad. Parecían muy reacios a dejarme pasar hasta que vieron que era hija de Finn White.

-El señor White no nos dijo que iba a venir- comentó sorprendido uno de los vigilantes.

-¿Ah no?- pregunté curiosa.

¿Qué estaba pasando?

-La casa la ha comprado hace poco- explicó- ni si quiera su mujer sabe todavía que la ha adquirido. Supongo que usted sí, ha venido para verla.

-Exactamente- me apresuré a decir- venía a ver la casa, papá quiere que le ayude a decorarla para cuando se la enseñe a mi madre.

Asintió.

-Enseguida señorita White, pero para la próxima intente conseguir un permiso de conducir para la ciudad- aconsejó- yo no tengo problema con que no lo tenga, pero fuera del barrio suelen ser muy quisquillosos.

Sonreí.

-No se preocupe, gracias por el consejo.

Como no tenía ni idea donde se encontraba la casa seguí adelante y aparqué en el primer sitio libre que vi. Antes de hacer nada me recosté en el asiento y me alegré de haber conducido decentemente sin acabar chocando con nada.

Eso era una gran victoria.

Aunque para ser sincera había atropellado por el camino a una paloma, pero eso no fue mi culpa ¿qué clase de pájaro no sale volando cuando ve un coche? Si al final le había hecho un favor, no iba a sobrevivir.

Durante el invierno intentaría de nuevo sacarme el carnet.

El teléfono en mi bolsillo volvió a sonar, logrando que volviera a la realidad. Tenía varios mensajes de mis padres que no paraban de escribir en mayúsculas para demostrar lo enfadados que estaban, y un par de Danny y Dylan.

Targaryen: Ya has llegado??

Ed Dylan: Has atropellado a alguien?

Rodé los ojos al leerlo.

Electricidad y magnetismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora