Capítulo 2: Desconocida
Mientras tiraba la maleta hacia mi antigua habitación no pude evitar fijarme en los pasillos de Élite, seguían exactamente igual que los recordaba y eso no me gustaba nada. Cada vez que miraba cualquier pared se me venían a la mente los malos recuerdos.
Al menos nadie se dignó a dirigirme la palabra. Todos los alumnos se limitaban a seguir con lo suyo en lugar de venir a atormentarme.
Era un alivio.
Puede que este fuera su castigo, que nadie me hablara en lo que me quedara de curso. Deseaba que fuera eso, así podría olvidarme del resto y vivir tranquila. Además estaba segura que mi mejor amiga seguiría dándome conversación, y tan solo necesita eso.
Nada más llegar a mi antigua habitación suspiré aliviada. Al menos esto había cambiado, la pared estaba pintada de violeta claro y las cortinas habían sido reemplazadas por unas de seda de color blanco a juego con las nuevas sábanas.
Pero ya venía preparada para la impersonalidad de la habitación. Rápidamente saqué mis sábanas de los Juegos del Hambre y las cambié por las que había puestas. A continuación coloqué todos mis libros sobre el escritorio dejando un lugar especial para mis estuches de dibujo.
Cuando acabé me giré para ver la cama de mi compañera. Ella también había optado por cambiar las sabanas pero las suyas como no podía ser de otra manera eran de Juego de Tronos. Además de que había varios posters de bandas colgadas por las paredes, dándole un toque más personal. Me percaté que había uno nuevo de Ariadna Grande, supongo que Danny lo había adquirido durante el verano.
En ese entonces entró mi compañera de habitación.
Al girarme esperé que corriera a mis brazos y como tantas veces nos pusiéramos a dar saltitos emocionadas por volver a vernos después de tantos meses.
Pero se mantuvo impasible.
-Hola- dijo seria- soy tu compañera de habitación, no me molestes y nos llevaremos bien.
Tuve que reprimir una sonrisa. Hacía cinco años, en mi primer año en Élite, ella me había dedicaba exactamente las mismas palabras. Incluso llevaba la misma expresión hastiada.
-Danny- me crucé de brazos- creí que ya habíamos pasado esa fase- chasqueé la lengua divertida- y pensaba que éramos amigas.
Ella frunció el ceño confusa.
-¿Amigas? No nos conocemos- gruñó- además estás aquí en lugar de mi mejor amiga, con la que llevo desde los doce años compartiendo habitación. Así que no te pienses que nos llevaremos bien. ¿Y cómo diablos sabes mi nombre?
Entonces no pude evitar estallar en carcajadas, logrando que Danny me mirara como si estuviera loca.
Comprendí en ese instante que mi cambio de aspecto había sido tan radical que ni mi mejor amiga se había percatado de que la chica que estaba delante de ella era yo. Lo que quería decir que nadie en Élite sabría que había vuelto, y por fin podría estar tranquila.
-Lo sé porque hace cinco años me lo dijiste- me burlé- cuando no superabas el metro cincuenta y tenías unas mechas amarillo pollo porque te intentaste teñir tú sola en casa.
Se puso pálida.
-¿Jo?- preguntó incrédula.
Le recompensé con una enorme sonrisa.
-¡La misma!- exclamé- no creo que haya cambiado tanto.
Danny no se lo pensó dos veces y se lanzó a mis brazos. Ella como era mucho más fuerte acabó tirándome al suelo, y ambas empezamos a chillar emocionadas.
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Electricidad y magnetismo
Teen FictionJo lleva toda su vida siendo víctima de humillaciones en Élite. Sin embargo, su vida da un cambio de ciento ochenta grados cuando en mitad del curso la mandan a un internado en Inglaterra de donde volverá irreconocible. Un nuevo curso ha comenzado e...