31| Castigo.

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"Crees que juegas con él y solo danzas alrededor de la palma de su mano."

Ángel

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Ángel.

Pensé que el interrogatorio sería peor. Bueno, esto no es más que algo de pena por su parte por no haber ido a rescatarme a tiempo. Lo utilizaré mientras dure.

Mi mente, sin embargo, me lleva a esa noche, a las palabras de Jensen.

«Hay cosas de las que tengo que hacerme cargo, Ángel. Por favor no hagas nada arriesgado mientras no estoy. Volveré a por ti pero toda esta situación me está superando y necesito que te quedes a su lado, ahora mismo, él es al único al que puedo confiarte, mi vida»

Eso fue lo que me dijo esa noche. No habló acerca de la muerte de mi madre y me impidió hacerlo cuando intenté sacar el tema. Pude notar que todavía le duele el haberla perdido de esa manera. Me pregunto si sospechará de Alex. O de mí, pero al ordenarme que me quede con Alex, supongo que no debe tener sospecha ninguna acerca de su niña siendo solo eso, una niña. No una asesina. No una loca crea venenos mortales.

Y por supuesto, no el Ángel Oscuro.

Una sonrisa se cuela en mis labios, porque incluso si Alex analiza el bote del Elixir, todo lo que encontrará es agua con colorante.

¿Cuántas plantas venenosas mezclé para crearlo? Creo que fueron veintitrés.

«Fueron 67»

Según los informes de es mi diario, el Elixir fue una petición de Bellamy. Y la razón por la que acabé escondiendo su existencia me es desconocida, aunque mis motivos debía tener. Tampoco conozco el motivo por el que ella querría ese Elixir. En el diario menciono una de sus locas ideas, ella quería utilizarlo para un posible ataque a la R.R. Pero hasta yo sé que eso hubiera sido imposible. Seguramente, por aquel entonces, también llegué a sospechar que Bellamy tenía motivos ocultos.

Esa es la razón por la que no se lo entregué.

¿Pero porqué crear algo así?

¿Tan desesperadamente quería olvidar todo?

¿O existía otra razón?

Y ahora solo lucho para recuperar mi memoria.

Irónico.

— ¿Qué pasa? — exige.

Su voz ronca de recién levantado logra volverlo un poco más irresistible.

Sumisa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora