"Regresamos tan felices..."
Alex.
— ¿Ahora lloras porque hemos follado, tanto me echabas de menos? — demando al ver una lágrima cayendopor su majilla.
Ángel me pega un golpe en el pecho mientras lamo esa lágrima para limpiarla.
— Eres un tonto.
Su maldita voz de niña consentida está otra vez ahí, aunque ahora está fingiendo ser un poco más adulta. ¿Es porque ya no tiene que fingir o ahora que lo sabemos todo sobre ambos no quiere exponerse porque le avergüenza cómo es en realidad?
— Ese tonto te quiere, ¿te lo he dicho ya?
Ella sonríe abiertamente y se acuesta a mi lado.
— Yo no sé si te quiero todavía — canturrea, y todo lo que recibe de mi parte es una nalgada.
Decido borrar el mohín de sus labios con un beso y cierro los ojos, dejándome llevar por fin hacia un sueño profundo junto a mi esposa.
***
— Mi amor, ¿te dejo durmiendo? — demando.
Ángel jadea y se retuerce en la cama — mmm — murmura.
Asiento, tomo eso como un permiso y salgo de la habitación.
¿Voy a matar a Sebastian?
Voy a matar a Sebastian.
Cuando camino por los pasillos en busca de él, no logro encontrarlo. Incluso miro en la zona de entrenamiento, suele pasarse horas allí. Pero tampoco está.
— ¿Dónde está Sebastian? — le inquiero a un chico tras tomarlo por el cuello.
Es el primero que se ha pasado por mi lado.
— Está en helipuerto — explica.
Arriba.
Ah... ayer quedó el desastre que hice con Jensen, seguro lo enviaron a limpiar, aunque apenas sirve para recoger basura.
Una vez salgo a la superficie lo veo de pie, con las manos en los costados y hablando con Massimo. Ah, el otro cabrón. Más fácil me lo ponen, solo tengo que matarlos a los dos.
— ¡Tú! — gruño en dirección a Sebastian — ¡Hijo de puta a ti te voy a matar!
Todo lo demás se vuelve rojo a mi alrededor.
Sí, me cabrea que alguien más haya tocado a mi mujer, pero me cabrea que lo haya echo en un momento de debilidad suya, se ha aprovechado de ella. Y las mil veces que Ángel me llamaba estando borracha son mil oportunidades que él tuvo para abusar de ella.
Maldita sea.
Ángel.
— Ángel.
Una voz me llama.
No sé quién es.
Pero me llama.
Quiero despertarme, pero me duele todo el cuerpo.
— No siento las piernas — gimo — me duele todo...
— Se nota, toda esta habitación huele a sexo.
Mis ojos se abren de golpe, Alice está mirándome dormir. Con sus brazos apoyados sobre el colchón y una sonrisa en sus labios.
— Eres horriblemente vengativa — le digo.
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Sumisa ©
RomanceLibro 1 Sumisa: Seduciendo al dragón rojo. #SAGAMENTIRAS Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el bajo mundo junto al poder que siempre había ansiado. El dragón rojo era sin duda el sueño de muchas mujeres, y también su perdición. El apodo...