Ángel.Alex está mirándome cuando despierto en la mañana.
— ¿Cómo te encuentras?
Como si realmente le importara.
No le respondo, solo giro sobre mí misma y le doy la espalda. Un suspiro sale de sus labios cuando se sienta en el borde de la cama y acaricia mi cabello.
— Voy a atrapar a los que te hicieron daño.
Sonrío y él sale de la habitación. Una vez se ha ido respiro más ligera y salgo de la cama.
— Están atacando diferentes lugares, como ordenó — anuncia Vincent cuando entra en la habitación — he desconectado cámaras de seguridad y demás, tenemos quince minutos, como mucho.
Asiento y entro al vestidor. Como siempre me pongo unos pantalones y un top negro con algunas correas que pienso utilizar para guardar mis armas. Bajé la guardia y perdí el control de mí misma.
Apenas pude defenderme de ese tipo por culpa de mis malditos traumas, me dejé llevar por el miedo y tomé el camino fácil. El entrenamiento y demás no sirve si soy incapaz de encerrar mis recuerdos. Tuve miedo porque ese hombre era parte de la ruleta rusa, pero no más.
Salgo detrás de Vincent y veo el camino despejado hasta las escaleras que llevan al lugar favorito de Alex. Aquí, donde tortura a todos sus enemigos. Reconozco la celda del tipo demasiado rápido. Vincent abre la puerta, y él eleva la cabeza. Le faltan los dedos de la mano derecha, que están puestos en orden sobre la mesa.
Sonrío al verlo — creo que me recuerdas.
Él eleva la cabeza y frunce el ceño — tú...
De camino hacia él, tomo un alicate de los muchos que Alex tiene y lo balanceo entre mis dedos— ¿cuánto le has contado a Alex?
— ¿Cuánto se le puede contar a alguien que no quiere ver?
Cambio de idea y decido tomar un cuchillo que clavo en su estómago — cuánto — exijo.
— No quiso creerme — confiesa — aunque le dije que tu eras el enemigo, no me creyó.
Las torturas de Alex deben haberlo ablandado más de la cuenta.
Sonrío — por supuesto que no, es mi marido. Ahora, dime, ¿qué quieren?
— Dorian va a matarte. Esto solo fue un aviso.
Sonrío — todavía no se recupera de todo lo que hicimos, ¿verdad? No pudo con dos niñas de quince años, no va a poder ahora.
El tipo me mira — vas a morir, zorra.
— Muere, pero hazlo — digo, recitando un antiguo proverbio ruso — ¿no es eso lo que nos enseñan? Moriré, posiblemente, pero me encargaré de llevaros conmigo a la tumba.
Saco el cuchillo y rajo su garganta. La sangre cae mientras él se ahoga en busca de una bocanada de aire que no tomará. Sonrío al verle morir.
— Vámonos, iré a visitar a Alice. Contacta con Adam también, quiero encontrar a Bellamy. Esta mierda se va a poner jodida ahora que estos hijos de puta han aparecido.
— Sí, señora — asiente Vincent.
Mi teléfono suena. Son las seis de la tarde. Contesto y la voz que escucho es tan conocida.
— Bastian — susurro.
Me encuentro apoyada en la ventada, observando desde esta casa, la mansión donde Ángel está atrapada.
— Necesito que Ángel busque a Bellamy, ahora — su voz suena con urgencia.
— ¿Crees que no tenemos nada mejor que hacer? Mi señora tiene otros problemas también, Bellamy siempre ha dependido de Ángel. Creo que es suficiente desagradable que la traicionaras y cambiaras de dueño como para volver suplicando ayuda.
— Tu no conoces mi relación con Ángel — ataca.
— Ni siquiera aceptamos tu sucio dinero para asediar uno de los puntos clave de Alex, ¿qué te hace pensar que vamos a ayudarte?
— El círculo ha caído — informa — se lo dije a Ángel, le dije que ocurriría.
Sonrío — han caído tres facciones, Bastian, no te engañes. Mientras tu nos abandonabas luché por mantener nuestra facción y ahora Ángel nos protege. Que ellos no sepan gestionar las suyas ya no es nuestro problema. También nos dieron la espalda en su momento.
— Alice, por favor, Ángel debe saberlo. Sabes qué clase de relación tiene con Bellamy.
Suspiro.
— Ella no puede ocuparse de todo — gruño.
— Pues debería — contraataca — yo estoy aquí para ella, solo necesito que movilicéis a algunos hombres.
— Tenemos las manos llenas — le corto.
La puerta de la casa se abre, camino hasta el pasillo y asomo mi cabeza por el hueco de la escalera. No es Bjorn quien está allí.
Abro los ojos — Vincent — digo con asombro.
Él sonríe — Alice.
— El círculo ha caído — anunciamos al unísono.
— Eso ha dicho Bastian — digo, sosteniendo el teléfono en alto.
— Ángel quiere ponerse en contacto con Bellamy.
— Vaya por donde, pues está desaparecido y Bastian no puede meterse aquí con toda la seguridad que puso Alex después de la jilipollez que hizo.
— Pásame el teléfono, Alice.
La voz de Ángel me sorprende tanto que doy un respingo. No imaginé que vendría tan fácilmente. Mientras ellos mantienen una conversación, Vincent remueve toda la casa en busca del escondite secreto de Bjorn, como si supiera que existe.
Tras encontrarlo al retirar el sofá, saca un par de armas que entrega a Ángel. Ella las toma y las pone con comodidad sobre su cuerpo. Todavía recuerdo cómo me defendió de Alex.
Ángel cuelga el teléfono y me lo entrega — te quedas aquí, avísame si Alex vuelve antes de tiempo, pero supongo que no volverá hasta el atardecer. Si no estoy aquí para entonces avisa a Bjorn. Cole separó los círculos, pero seguimos compartiendo el mismo pasado, no lo olvides, Alice. Nuestra misión no es dar la espalda a los nuestros, es evitar más sangre derramada.
La sonrisa genuina en su rostro es algo difícil de pasar por alto.
— Tenga cuidado, jefa.
Tras un asentimiento sale por la parte trasera de la casa. Solo entonces me doy cuenta de que todas las cámaras de seguridad están desactivadas y se mantienen quietas. Normalmente suelen seguir el movimiento. Lo ha planeado todo.
****
Angel está buscando a Bellamy. ¿Qué encontrará? ¿Qué habló con Bastian? Lo sabremos en los siguientes capítulos. Pero, os adelanto que nada bueno, mucho menos ahora que Ángel se ha vuelto escapar, si Alex se entera... pero, decidme, ¿quién quiere una descripción detallada de la habitación roja? Porque yo si. Hahaha.
Att: Nicky 💋
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Sumisa ©
RomanceLibro 1 Sumisa: Seduciendo al dragón rojo. #SAGAMENTIRAS Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el bajo mundo junto al poder que siempre había ansiado. El dragón rojo era sin duda el sueño de muchas mujeres, y también su perdición. El apodo...