"Su peor error fue dejarme con vida"
Ángel.
Horas antes.— Ángel — una voz me llama, obligándome a salir de la soledad en la que me he refugiado para olvidar todo.
— Hola.... — susurro al ver frente a mí al padre de Hunter — perdón... — me disculpo, cuando una lágrima se me escapa — no tengo derecho a....
— Tienes mucho más derecho que yo — me asegura, aunque sé que es mentira — él... dio todo por ti. Te quería como a su propia sangre.
— No sé qué hacer — admito — no lo puedo procesar — susurro — es como si.... cada paso que doy, cada pestañeo que hago... avanzo pero... olvido que está muerto — gruño — y cuando quiero... cuando quiero girarme y contarle algo, me acuerdo de todo. ¡Su muerte pasa como un maldito rayo! — jadeo — y él ya no está. Ya no está más. Y entonces... no sé qué hacer. Me obligo a olvidarlo, pero se repite otra vez — jadeo, dejándome caer.
Estamos fuera, en el gélido frío de esta noche oscura. No hay estrellas en el cielo, como si fuera un indicio más de que él me ha abandonado.
— Hay algo que tengo que decirte antes de que empieces esta batalla final — me explica.
— ¿Qué puede importarme más que Hunter? — jadeo — déjeme en paz — gruño, alejándome — déjame llorarlo a solas.
— Estabas embarazada de dos bebés — me explica — eran mellizos.
Cuando me giro a mirarlo, he detenido mi llanto por completo en un intento por entenderle.
— ¿De qué... habla?
— Cuando te dije que perdiste un bebé — continúa — estabas debastada, si te hubiera dicho que habías perdido dos hijos, ¿cómo hubieras estado?
Mi corazón se detiene — ¿qué?
— No quería hundirte más, pero vas directa a una muerte segura. Casi no te quedan fuerzas ni gente y quieres ir por ellos a como de lugar.
Me quedo en silencio un segundo antes de reaccionar — ¿porqué... me lo dice ahora?
— No podía dejarte ir sin que lo supieras — se disculpa — mereces pedir paz por ambas criaturas. Tu me trajiste el cuerpo de mi hijo, me lo entregaste para que pudiera despedirme de él y... te lo agradezco de corazón. Así que... quería que estuvieramos a mano.
El silencio se forma entre ambos — déjame sola —gruño, dándole la espalda.
Él ya no dice nada, en silencio, gira sobre sí mismo y se marcha.
De rodillas en el suelo, dejo escapar todas las lágrimas que puedo. Por Hunter, por mis hijos... por todo lo que me ha quitado la R.R.
Mis ojos se nublan. Todo duele, duele demasiado. El dolor quema mi alma, dejándome en un estado de lágrimas silenciosas.
Actualidad.
Mi mundo se unde cuando escucho el plan de los enemigos a través del teléfono de Camille. Ella no puede escucharme, pero escucho lo que ocurre a su alrededor. Los llantos de Amber, los gritos, las explosiones... el dolor se refleja en la cara en cada sonido.
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Sumisa ©
RomanceLibro 1 Sumisa: Seduciendo al dragón rojo. #SAGAMENTIRAS Alex Deberaux había logrado tener un nombre en el bajo mundo junto al poder que siempre había ansiado. El dragón rojo era sin duda el sueño de muchas mujeres, y también su perdición. El apodo...