Crónica de los magos

Capítulo XLV : Reunión de emergencia

En voz de Darrell

Por más que intentara comprender la situación, simplemente no conseguía una explicación lógica que me satisficiera. No podía entender las razones que incentivaron a Zack a actuar así en contra del reino.

Tal vez era obligado por el sur o por propia voluntad, pero la historia detrás de ello era lo que acaparaba mi concentración. No me importaba estar siendo interrogado por el ejército ni mucho menos los rumores que inmediatamente comenzaron a circular, apenas se supo que yo conocía al líder de la Legión del Arlequín.

Al recuperar la conciencia, pude contarle todo lo ocurrido a mi padre. Él no parecía tan sorprendido como yo al descubrir que Zack era el líder de ese grupo. Inclusive aseguró que una parte de él sentía que ya lo sabía. No lo comprendía del todo.

Cuando el ejército llego, rápidamente buscó interrogar a todos los que luchamos con ellos. No fue de mi boca que se enteraron que yo conocía a Zack, fue Amelia quien lo delató. Gracias a ella, fui escoltado como persona de importancia en la investigación. Lo que también se podría traducir como un sospechoso de traición.

—Déjame ver si entendí tu historia —habló uno de los oficiales que me estaba interrogando—. El líder de la Legión del Arlequín vivió contigo durante gran parte de tu vida y hace unos meses se marchó a un lugar que desconoces —asentí—. No conocías su paradero ni tampoco los planes que tenía en contra del reino. ¿Cómo es que no sabías nada de esto, si prácticamente se criaron juntos?

—Antes que se marchara, hubo algo entre nosotros que no distanció. A raíz de esto él decidió irse a vivir con su familia en la Región Suroeste. Desde ese momento perdí total comunicación con él —aseguré—. Luego ingresé al ejército, lo que consumía gran parte de mi tiempo y energía. En esta condición era menos probable comunicarme con él.

—¿Tampoco conocías a los demás miembros del grupo? —inquirió el otro oficial. Negué con la cabeza a su pregunta.

—Supongo que ellos son los otros miembros de la academia que poseía su tío —les dije—. Escuchen, no juzguen a Zack aun como un terrorista. Creo que debe haber una explicación para esto. Lo conozco, él no haría todo lo que hizo solo por gusto.

—Señor Rosewald, solo nos basamos en la evidencia que hay. Si es o no obligado a atacar a altos mandos militares, no es relevante. El hecho de atentar en contra del reino, es motivo de castigo.

—No creemos que sea coaccionado. Ocultó su identidad y se infiltró en Comondor con el nombre de Lewis. Tuvo acceso a información secreta y la usó para destruir al Escuadrón Celeste y asesinar a Semion Spiegel. Se aprovechó de la oportunidad para atacar a los pilares en su fiesta de compromiso. Todo fue planeado exhaustivamente. Una persona obligada, no sería tan minuciosa.

Ciertamente sus argumentos eran certeros. Para ellos no existía ninguna duda que Zack estaba actuado de forma voluntaria. Aun cuando la evidencia me golpeara en el rostro, sentía dudas, o más bien esperanza que no fuese así.

—Necesitamos que nos cuente más acerca del Arlequín de la Copia. Cualquier cosa que crea que nos pueda ayudar en contra de su magia.

—No sé que más decirles. Cuando vivía con nosotros, nunca mostró atributo para la magia. Incluso cuando recibió su grimorio, no poseía ningún hechizo. Pensaban que era incapaz de darle un elemento a su magia —aunque mi padre y yo no estábamos tan de acuerdo con ello—. Por lo que vi, su Magia de Copia puede imitar cualquier hechizo, sin importar su atributo. Lo único que tiene que hacer es tocar el grimorio cuya magia quiera copiar.

—Es decir que técnicamente sería difícil enfrentarlo, ya que se aprovecharía del punto débil de nuestra magia. La única opción es que usted se enfrente a él.