Un mes después
Cada vez faltaba menos meses para que culminase el año en la academia. Darrell se graduaría y a mí me restaría un año más, de no ser por la carta de la Academia de Magia Avanzada para iniciar en el siguiente periodo sin tomar en cuenta mi año faltante. Aunque sabía bien que ese evento no hubiese logrado sin la intervención del señor Eugene, él me explicó que también se había tomado en cuenta mi desempeño académico, a pesar de mi falta de atributo para la magia.
Quien no parecía muy emocionado era Darrell. Duraba mucho tiempo inmerso en sus pensamientos y por alguna razón, cuando nuestras miradas se encontraban, él desviaba rápidamente la suya. No sabía si era por mi o algo de su entorno. Pero pensaba que lo mejor era no entrometerme en ese asunto. Aunque me intrigaba saber la razón de su actitud.
—Buenos días chicos —entró el señor Eugene a toda prisa al comedor. Estaba a medio arreglar y por lo que parecía, tenía mucho afán por terminar lo que hacía—. Viene una persona muy importante. Es el duque Dreamgarden. Está por llegar así que vayan a arreglarse lo más rápido, para recibirlo juntos.
—¿Por qué viene de forma tan repentina? —inquirió Darrell.
—Según una información que se filtró, cuatro duques de la región sur van a unirse en contra del poder central. No está verificada esa información, pero según el mensaje que recibí, el rey está bastante preocupado y quiere que los duques restantes muestren su disposición en caso de presentarse una guerra.
Ahora comprendía la razón de su prisa. A mí me preocupó mucho oír tal cosa. Si de verdad eso era cierto, entonces todo el reino sufriría grandes consecuencias ya que la región sur estaba dominada prácticamente por esos cuatro duques, y si ellos se rebelaban, no les costaría nada someter a los ducados más pequeños a su alrededor.
—Pero no se preocupen. Si llega a ver un conflicto, nosotros estamos en la parte más septentrional del reino. Difícilmente la guerra llegara hasta aquí —dijo para que no nos sintiéramos temerosos.
Ambos hicimos caso a su pedido y nos dirigimos rápidamente a nuestros respectivos aposentos.
Luego de estar ya vestido para la ocasión, bajé hasta el recibidor donde estaba esperando el señor Eugene y Darrell. El primero había terminado de arreglar su traje y corbata y ahora que estaba presentable, no se veía tan tenso y apresurado.
Transcurrió unos diez minutos antes que uno de los mayordomos de la casa informo que el duque Dreamgarden ya había entrado a la casa, junto con sus escoltas y miembros de su familia.
Según sabía, el señor Dreamgarden poseía importantes tierras de cultivo muy cerca de la capital, aunque no tantas antes de casarse con la duquesa Evelyn Dreamgarden, prima del rey y también heredera de importantes hectáreas de producción animal y siembra. Con ello se volvió un importante benefactor a la corona y también bastante cercano a ésta, aunque tuvo que sacrificar su apellido y utilizar el de su esposa. Pero a pesar de ello, no era de sorprender su diligencia hacia un asunto tan serio.
—Recuerden ser corteses con el duque, su esposa e hijos. Aunque fue algo imprevisto e improvisado, sigue siendo una visita oficial muy importante —explicó. Ambos asentimos con la cabeza.
Justo después de eso, la gran puerta de madera que servía de entrada oficial. Solo era usada para eventos importantes, ya que había una puerta más pequeña y más fácil de abrir por donde entrabamos o salíamos a diario.
Primero entraron tres personas con túnicas de color verde oscuro, con sus grimorios abiertos y mirando hacia todas partes. Estos eran los magos guardaespaldas del duque. Luego entró un hombre alto y de facciones fuertes, tomado del brazo con una elegante mujer de cabello dorado y ojos verdes. Del otro lado había una chica igual de hermosa, con un vestido floral y una trenza de aspecto descuidado, pero acorde a su apariencia. También había un niño pequeño, tal vez de diez años más o menos, tomado de la mano de la chica de las flores.
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Crónica de los magos
FantasyEn un mundo donde la magia define quien eres, aquellos que no corren con la suerte de ser bendecidos con poder, terminan en la parte más baja, junto a la suciedad de una sociedad decadente. Solo ser un huérfano foráneo en una familia noble ya lo hac...