Capítulo XXVII Absorción de felicidad

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—Nos vemos mañana, Lewis. Gracias por todo —se despidió el señor Haizea. Luego salí de la oficina.

Por fin había terminado. Me sentía agotado con tantos papeles y encomiendas. Últimamente había aumentado el trabajo de oficina debido al creciente conflicto con el sur. Por suerte sabía manejar la presión y lograba completar el trabajo a tiempo.

Antes de ir a casa, decidí pasar antes a comprar algo de comida. Con ocho personas en la casa, difícilmente la comida duraba. Pero por suerte, gracias a que todos trabajábamos, lográbamos mantenernos perfectamente. Aunque eso no nos daba mucho margen de dinero para nuestros objetivos secretos. Mi idea de las marionetas para Dante era estupenda y muy acertada, pero necesitaba dinero para concretarse. Los materiales que necesitaba Gasper para ensamblarlas no eran para nada comunes y mucho menos baratos.

Pero de alguna manera lograríamos conseguirlo.

Últimamente había estado pensando en lo que haríamos. Las estrategias iban y venían en mi cabeza. Pero casi siempre había un detalle que no me terminaba de convencer y las descartaba. Me sentía frustrado por esa situación. Cada vez pasaban los días más rápidos y aun no teníamos señales del paradero de Tom. La opción más lógica era atacar la sede de su escuadrón y buscar todas las respuestas allí. Era sumamente arriesgado, pero no teníamos de otra. Además que el desgraciado que nos hizo tanto daño iba a estar allí. Él tenía que pagar por todo lo que hizo.

Luego de comprar la comida, entre por un callejón largo que comunicaba dos avenidas muy transitadas. Era la vía más rápida a casa. No podía esperar para llegar.

—¿Zack Navolger? —una voz inquirió desde atrás de mí.

Mi piel se erizó al instante. No había sentido su presencia en lo más mínimo, no hasta que había hablado. Además que en ese lugar nadie conocía nuestros nombres reales.

Lentamente me giré para ver quién era. Con la mano izquierda sostenía la bolsa con mi compra, mientras que la mano libre la tenía preparada para sacar mi grimorio.

Era un hombre con túnica rojiza muy oscura, como el color del vino. La capucha cubría su rostro. Por lo que mi desconfianza acrecentó.

—¿Quién eres? —inquirí con seriedad.

El sujeto emitía un poder extraño. Ahora que podía verlo, sentía una gran cantidad de poder mágico proveniente de él. No lo conocía de ninguna parte.

—¿Eres Zack Navolger, sí o no? —volvió a inquirir, pero con un tono más grosero.

—No sé quién eres. Pero si buscas pelea, la tendrás —terminé por sacar mi grimorio—. Magia de Copia: Combo de explosiones.

El tipo ni se inmutó ante mi hechizo.

Las bolas de fuego iban directo a él. Si no se apartaba, iba a sufrir un gran daño. En el último momento sacó su grimorio y agitó las páginas.

Magia de Desgaste: Ruina del caído —pronunció el tipo. Inmediatamente comenzó a emitir un aire caliente muy desagradable. Era una sensación extraña, sentía que me faltaba el oxigeno y mi vista se turbaba. Las bolas de fuego se apagaron cuando estuvieron muy cerca de él.

No sabía qué clase de magia era esa. Su grimorio era marrón, con lo que parecía ser ramas marchitas de un tono más oscuro a lo largo de toda su cubierta. Emitía un brillo verdoso opaco.

Esa corriente de aire caliente me estaba drenando la energía. Sentía que en cualquier momento iba a desmayarme.

Magia de Copia: Mapamundi volteado —invoqué otro hechizo para contenerlo y deshacer su magia.

Crónica de los magosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora