Un año después
El tiempo pasa por sobre nosotros, inclemente y soberbio. Los hechos destacables en una vida pueden ser rememorados con la brevedad de un suspiro. Para mí, hubo muchos eventos que marcaron mi vida para siempre. Cosas que para muchos pudieron resultar traumáticas y en esencia sí lo fueron, puesto que cambiaron mi forma de ver al mundo en más de un aspecto. Cada vez que miraba mi reflejo en el espejo, veía una persona totalmente distinta a la de hacía casi dos años, cuando comenzó mi tormentoso viaje de dolor y venganza. Las consecuencias de aquellos días aun se sentían muy marcadas en mí ser. Serían cosas con las que tenía que lidiar por el resto de mi vida. Pero por suerte para mi, tenía a mi lado a alguien que minimizaba ese peso.
Con el pasar de los meses, mi relación con Darrell fue haciéndose cada vez más fuerte. Llegamos a un punto en el que las hirientes críticas de la gente no nos afectaban. Para nosotros, solo eran simples murmullos de una parte de la sociedad, condenada a desmoronarse a causa de sus propios prejuicios. Con cada crepúsculo, nuestro amor se fortalecía, lo que a su vez nos daba poder para restarle importancia al rumor de los miserables.
Justo después del inicio del reinado de León Alisios, la normalidad llegó casi de inmediato. La Región Sur volvió a integrarse a Ivaria y sus duques restablecieron sus relaciones con la corona. Todas las investigaciones de Donato Cavalieri fueron quemadas y las estatuas del antiguo rey fueron demolidas en un gran acto público. La gente gritaba consignas como "cayó el rey loco" o "fin al reinado del demente", mientras se desmoronaban las figuras del monarca. En su lugar, se colocó un monumento condecorativo hacía aquellos que se rebelaron en su contra. Varios nombres fueron puestos, tales como el del Pilar Desgaste, Peter Rot y el de su par, Zen Blacksmith. Los duques del sur tuvieron su mención especial. Y a pesar de no desearlo, los nombres de mis amigos y el mío también fueron grabados en la inmensa pared de piedra negro-azulada. El rey León nos expuso como figuras importantes en el derrocamiento de Kano II, y como tal, fuimos reconocidos en una inmensa ceremonia de honor.
Los duques del sur y el mismo rey nos ofrecieron cumplir cualquiera de nuestros pedidos, como reconocimiento por nuestro acto a favor del reino. Sin importar cuán ostentoso fuese, ellos se encargarían de hacerlo realidad.
Había muchas cosas que deseaba, pero dos de ellas que eran indispensables. La primera no tuvo ninguna discusión con mis amigos. Todos estábamos de acuerdo con el pedido de una nueva academia en el mismo lugar donde había sido destruida. Sería recuperar algo de lo que nos fue arrebatado.
El otro pedido fue más personal; algo que él se merecía luego de haber terminado de la forma como acabó. Pedí que incluyeran el nombre de Ashton Haizea en el monumento condecorativo. Él había sido sacrificado cruelmente, solo para que ese doctor desquiciado pudiera cumplir sus fantasías demenciales. Además que, luego de conversar con el señor Zen, éste me rebeló que él fue quien abogó por mí antes de nuestra batalla en Ipsy. A pesar de que el resto del mundo me veía como un traidor y terrorista, sus sentimientos hacia mí no sufrieron cambios. Reconocerlo era lo mínimo que merecía, después de demostrarme cuan justo y especial yo fui para él.
Ambos deseos fueron cumplidos a cabalidad. Durante la exhibición del monumento, vi entre los nombre el de Ashton. Aunque fuese un detalle insignificante para muchos, sentía en mi corazón el agradecimiento de quien fue más que una relación etérea. Posiblemente, desde el más allá, Ashton sonreía feliz que mi futuro se iluminara nuevamente con colores.
Apenas la casa para la academia estuvo terminada, mis amigos y yo nos mudamos de inmediato. Todos regresamos a la misión primordial de la academia. Deseábamos convertirla en un refugio para aquellos chicos que la sociedad tachaba como desecho, a pesar de poseer un gran potencial. También fungíamos como guardianes, protegiendo a los pueblos pequeños y aldeas desprotegidas. Pero esta vez con el reconocimiento del rey León, el cual concedió a nuestro grupo el nombre Escuadrón del Arlequín. Yo terminé siendo el capitán, con una elección casi unánime. El único voto en contra fue el mío propio. Pensaba que Gasper o Jack podían ser mucho mejores que yo en esa labor.
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Crónica de los magos
FantasyEn un mundo donde la magia define quien eres, aquellos que no corren con la suerte de ser bendecidos con poder, terminan en la parte más baja, junto a la suciedad de una sociedad decadente. Solo ser un huérfano foráneo en una familia noble ya lo hac...