Capítulo XXII : El mago del espejo

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La lluvia se hizo cada vez más intensa y no daba señales de detenerse pronto. La visión hacia adelante apenas y se podía ver más allá del manto blanco hecho por las gotas. Los relámpagos retumbaban el cielo, como si estuviese partiéndose en mil pedazos.

Uf, hacía tiempo que no había una tormenta así —aseguró Elijah.

—Quiero salir, sería divertido unirme a los rayos —declaró Tom, él era el único que parecía emocionado por la lluvia.

—No, te enfermaras —le dijo mi tío.

—Espero que la casa este bien. Esta tormenta se la puede llevar volando —habló Danna.

—No creo. Esa casa es fuerte.

Por medio de los árboles que se veían a nuestro alrededor, sabíamos que estábamos por llegar a la casa. Solo hacía falta una curva en el camino para luego salir al claro. Aunque no se podía ver nada con esa lluvia. Apenas parecía un punto turbio en la lejanía que señalaba el lugar de la academia.

No entendía la razón, pero a medida que nos acercábamos a la casa, sentía mi pecho cada vez más oprimido. Nunca me había sentido así.

Nos estacionamos enfrente de la casa. Mi tío creó una cúpula de agua para evitar que nos mojáramos con la lluvia. Apenas entré en contacto con el exterior, sentí algo que definitivamente no era algo bueno.

—Tío... —intenté advertirle, pero el detuvo mis palabras. Pero asintió, entendiendo lo que le iba a contar.

Rápidamente alerté a los otros, que parecían no entender lo que ocurría. Sigilosamente nos acercamos a la parte de atrás de la casa, rodeándola por un costado.

La lluvia impedía percibir los sonidos claramente, pero se podía escuchar algo. Tras la cortina de agua, había varias siluetas dispersas. A medida que nos acercábamos, la imagen se fue aclarando.

—¿Qué ocurre aquí? —hablo mi tío con fuerza para que los extraños lo escucharan. Inmediatamente todos se voltearon a mirarnos.

Eran alrededor de cinco sujetos con túnicas celestes. Todos cubrían sus rostros con las capuchas, pero poseían sus grimorios abiertos.

Uno que estaba en medio, avanzó de entre los demás. No era alguien común, podía sentir que poseía mucho poder mágico. Lo podía percibir con claridad, aunque la tormenta embotaba mis sentidos.

—Veo que apareció la verdadera persona de interés —declaró el sujeto, con tono complacido.

Mi tío parecía nervioso y tenso con la presencia de ese hombre—. ¿Qué quieren de mí?

—Por órdenes del rey, vengo por Tom Ampere, hijo del traidor duque Ampere. Debido a los crímenes de su padre en contra de nuestro reino, su heredero será juzgado en su lugar —en ese momento se formó un nudo en mi garganta. Lancé la mirada hacia Tom, él parecía tanto o más sorprendido que yo—. De interponerse, se le considerará traición a la corona y será juzgado aquí y ahora por mí.

—¿Y quién es usted?

—Soy Semion Spiegel, Pilar Espejo y capitán del Escuadrón Celeste.

Ahora quedaba demostrado que no era alguien común. Su poder mágico y sus túnicas azul claro indicaban que decía la verdad. Parecía mentira que hacía unos minutos estábamos en el carruaje, contando nuestras historias. Y ahora estábamos frente a alguien que quería llevarse a Tom y hacerlo responsable por algo que no había hecho él.

—Vaya, enviar personalmente a un pilar para que encuentre a un simple chico. Parece que el reí está bastante exaltado, ¿pero para que involucrar a un inocente en una disputa política? —parecía que mi tío intentaba razonar con ese sujeto.

Crónica de los magosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora