Crónica de los magos

Capítulo IX: Decisiones

Dos días después

Pensé mucho al respecto sobre mi decisión. Me imaginaba repetidas veces las posibles formas de darle la noticia al señor Eugene, aunque era muy consciente que sin importar lo edulcorado de mi decisión, le afectaría de igual forma.

Desde que me había encontrado con Evan no había podido hablar con el señor Eugene. Él se había mantenido muy ocupado con todo lo referente al problema de los duques del sur, pero también sentía que estaba evitándome para no tener que hablar sobre la visita sin anunciar de mi pariente perdido.

Desde lo ocurrido con Darrell no había cruzado palabras con él y apenas nuestras miradas se encontraban, alguno de nosotros desviaba el rostro inmediatamente. Eso era lo mejor, ya suficiente daño nos habíamos hecho ese nefasto momento en mi habitación.

Por lo que sabía, Darrell había salido de la mansión. Así que era el mejor momento para poder hablar con él sin interrupciones.

Me aproximé hacia su estudio, es cual quedaba en la planta baja de la casa. Me había mentalizado todo lo que iba a decir sin que sospechara de algún modo que era a causa del compromiso de Darrell.

Respiré profundamente y toqué la puerta de la oficina. Escuché un "adelante" proveniente del interior, así que sin pensarlo mucho pasé rápidamente.

—Oh, hola Zack —dijo el señor Eugene. Su escritorio estaba lleno de lo que parecía correspondencia, la mayoría sin abrir—. ¿En qué te puedo ayudar?

—Pues... quería hablar con usted a solas. Es que... —tragué fuerte—. C-creo que debería ir con mi pariente —sus ojos no mostraron mucha sorpresa, pero si se apagaron al instante—. Pero volveré, no será para siempre.

Aunque de eso último no estaba totalmente seguro, tampoco era la idea que me olvidaría de él y todo lo que hizo por mis todos en estos años. Gracias a él pude vivir en un hogar, estudiar y sentir lo más parecido al amor de un padre. No iba a ser un adiós total para el señor Eugene, sino mas como un hasta luego de un hijo cuando va a la escuela, aunque un poco más largo.

El hombre se levantó de su asiento y caminó hasta mí—. Sabía que esto pasaría así que no es una sorpresa. Estas noches casi no he podido dormir por pensar tanto sobre esto —esos se podía notar con lo oscuro bajo sus ojos—, y llegue a la conclusión que estas en todo tu derecho de tomar la decisión que quieras. Desde que te acogí aquel día te transformaste en un hijo para mí, y ahora que te vas siento como si un pedazo de mi se va también contigo. Pero supongo que así se siente cuando los hijos se van de la casa de sus padres —rió apagadamente—. Ten siempre presente que esta también es tu casa y puedes volver cuando quieras. Te estaré esperando para que me cuentes todo.

Lo abracé fuertemente. Su bondad iba más allá de cualquier cosa que pudiera conocer. Era reconfortable saber que me apoyaba sin importar que. Sin embargo, no se me terminaba de quitar un amargo sabor en la boca. Tal vez se debía a mi situación con Darrell y mi falta de honestidad sobre ello.

—Muchas gracias, señor Eugene —le dije. Luego me separé de él.

—A pesar de todo, aun me encantaría que me llamaras papá al menos una vez —confesó. Yo por mi parte sonreí.

—Siempre hace lo mismo. Decirle papá luego que le dije "Señor Eugene" es un poco vergonzoso —el rió, al igual que yo—. Pero le prometo que ese pedido será cumplido en cualquier momento.

Solo tenía que esperar el momento perfecto para decirlo sin que pareciese forzado y poco sincero.

—Eso es un progreso. Esperaré con ansias ese momento.