Capítulo LI: Fuego y furia

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En voz de Darrell

El dolor tras una perdida solo la conoce quien la sufre a plenitud. Para aquellos que solo miran alejados, únicamente les queda ser testigos de la ruina del doliente. En mi caso, ver a Zack cayendo en la desesperación, me causaba dolor en el pecho, pero nada parecido al que él estaba sintiendo en ese instante.

No sabía qué relación tenía ese hombre con él. Pero estaba claro que era alguien muy importante para Zack, algo más que un simple jefe. Aun así, fuese lo que fuese, lo que le había ocurrido era imperdonable.

—Zack... —intenté acercarme, pero una fuerte presión en mi pecho me detuvo.

La piel de mis brazos se erizó, mientras que un nudo en mi garganta crecía. Zack desprendía un aura anómala y tétrica, muy similar a la del chico de los rayos. Pero la intensidad era muy diferente. Esa sensación era muy desagradable. Me revolvía el estomago, perturbaba los latidos de mi corazón y me hacía transpirar en demasía.

El causante de todo rió con complacencia, mientras que sacaba un raro instrumento de su bolsillo. Luego apuntó a Zack con éste y proyectó un haz de luz verduzca y tenue hacia la cabeza del chico.

—Serás el espécimen supremo —aseveró el malnacido—. Contigo, nadie se atreverá a burlarse de mí de nuevo.

—¡Cállate, maldito! —le grité, luego corrí hacía mi chico—. Zack...

Al verlo, supe inmediatamente que estaba peor a lo que me imaginaba. Su piel blanca perdió todo color, pasando a ser un gris opaco. Observaba inmutable el cadáver junto a él. De sus ojos oscurecidos brotaban lágrimas negras y lo gris de su iris se esfumó en la negrura, al igual que toda esencia suya.

—Odio —susurró, justo antes que una onda expansiva me empujara de él con mucha fuerza.

Su poder mágico se oscureció por completo, al igual que su grimorio. Ya no emitía ese resplandor grisáceo, sino que era una mezcla entre negro y ceniza oscura.

Sus amigos miraron con preocupación cómo su amigo querido se elevaba a una altura considerable, rodeado por esa aura funesta y gélida. Su grimorio oscuro agitó sus páginas con furia, mientras activaba varios hechizos al mismo tiempo.

Magia de Combinación maldita: Nightmare World —pronunció con voz grave y omnipresente.

En un parpadeo todos los presentes fuimos rodeados por oscuridad. Luego todo cambio de golpe. El antiguo salón pasó a ser un espacio infinito y frío. Adornado con calaveras, cuchillos ensangrentados, símbolos paganos y otros objetos siniestros. Estábamos atrapados en un mundo de pesadillas.

—Oh, no puede ser —habló uno de los chicos, el de la túnica colorida.

—¡¿Qué está ocurriendo?! ¡¿Qué le pasó a Zack?! —exclamó el joven de pelo blanco, mientras observaba con perturbación a su hermano.

—El que asesinaron era Ashton Haizea. No lo pudo salvar y parece que eso lo transformó en un mago maldito —expliqué con rapidez.

Justo después una gran llamarada furiosa barrió el lugar donde estábamos. Luego una lluvia de agujas metálicas cayó en nuestra dirección, junto con rocas y cristales afilados. Era un ataque sin fin.

—¡No puede ser! ¡Si no salimos de aquí, terminaremos muertos! —expuso el chico con túnica vistosa—. Éste hechizo crea un mundo aparte donde cualquier cosa que Zack se imagine, se vuelve realidad. No importa lo que sea, solo tiene que imaginarlo y aparecerá.

Realmente era un hechizo descomunal. Aun cuando poseyera un poder inmensurable, crear algo así requería más que poder mágico. Necesitaba un talento innato y asombroso.

Crónica de los magosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora