Draco Malfoy, un sobreviviente de la guerra desea a su amor mas que nada, sin embargo, ser un Malfoy te quita esos privilegios pero a Draco no le importa al fin y al cabo como el dicho muggle:
El que no arriesga, no gana... cierto?
-Hola soy Malfoy...
Xenophilius Lovegood los hizo pasar a la casa, ellos esperaban ver a su amiga Luna, pero para su sorpresa no estaba ahí. El señor Lovegood les dio te y unas pocas galletas. Harry le pregunto por las Reliquias de la Muerte, como le había dicho Draco en su breve encuentro, y para su sorpresa, el señor Lovegood supo como contestarle.
-Se dice que hay 3, ¿Alguno de ustedes ha leido la fabula de los 3 hermanos? -Si. -Si. -No.
El señor Lovegood miró a Harry. Harry se reprochó mentalmente. De pronto Hermione sacó un libro de su bolsa.
-Creo que aquí la tengo... "Erasé una vez, 3 hermanos que viajan hacia el atardecer... -Media noche, mi madre siempre decia media noche.
Todos miraron a Ron, este no era el momento para ponerse a discutir.
-Pero al atardecer esta bien, mejor de hecho. -¿La quieres contar tú? -No, esta bien.
"Había una vez 3 hermanos que viajan hacía el atardecer, en su camino, se encontraron con un río demasiado traicionero para cruzarlo. Siendo diestros en la magia, los 3 hermanos agitaron sus varitas e hicieron un puente. De pronto, una figura encapuchada apareció ante ellos; era la muerte, y se sentía engañada, porque usualmente los viajeros de ahogaban en el rió.
Pero la muerte era astuta, fingió estar impresionada y felicitó a los hermanos por su magia. Les ofreció como recompenza cualquier cosa que ellos quisieran. El hermano mayor, pidió una varita más poderosa de las que existían; entonces la muerte se la hizó de un arbol de sauco cercano.
El segundo hermano quería humillas más a la muerte, y pidió el poder de traer a los seres amados de vuelta a la vida; así que la muerte tomó una piedra del río y se la ofreció. Luego, se giró hacia el tercer hermano, un hombre humilde, le pidió algo que le permitiera alejarse sin que la muerte lo siguiera; así que la muerte cortó un trozo de su capa y le ofreció su manto de la invisibilidad.
Los 3 hermanos agradecieron los regalos y se fueron por caminos separados. El primer hermano fue a un pueblo cercano y con la varita de sauco en su poder, mató a un mago con el que se había peleado anteriormente. Embriagado, por el poder que le daba la varita, alardeó der invensible.
Pero esa noche, otro mago le robó la varita y de paso le cortó la garganta, y así fue como la muerte se apoderó del primer hermano. El segundo hermano llegó a su casa, donde hizo girar la piedra sobre su mano 3 veces; la mujer con la que ansiaba casarse apareció ante el, pero pronto se volvió fría y triste, pues ya no pertenecía al mundo de los vivos.
Al tercer hermano, la muerte lo buscó durante muchos años, pero nunco pudo encontrarlo. Hasta que tuvó una edad avanzada, se quitó el manto de invisibilidad y se lo dió a su hijo. Recibió a la muerte como a una vieja amiga y partieron de esta vida, como iguales.
-Ahí lo tienen, esas son las reliquias de la muerte. -Disculpe señor, pero no acabo de entender.
Harry se sintió estupido, a esas alturas ya debía de haber entendido.
-Em, mira. La varita de sauco, el manto de la invisibilidad, para esconderlo de sus enemigos, y la piedra de la resurrección, para revivir a los seres amados.
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-Juntos lo hacen a uno, amo de la muerte.
Harry se quedó, pensativo. Pensó en que, si Draco lo había mensionado, tenía que ser algo importante. De pronto, el señor Lovegood se pusó muy nervioso, e insistió en servirles más te.
-Vamonos de aquí, no voy a tomar más de esa cosa ya sea frio o caliente.
Bajaron las escaleras lentamente hasta llegar a la planta baja, donde el señor Lovegood tenía hirviendo agua.
-Señor Lovegood, no se preocupe, nosotros ya nos vamos... -¡No se irán! No aún...
Harry miró a Ron y a Hermine, ellos lo miraban igual.
-Ellos se la llevaron... se la llevaron... -¿A quién se llevaron? -Luna... se llevaron a mi Luna... -¿Quién se la llevó?
Harry conocía la respuesta, pero no podía creer que su amiga hubiera sido secuestrada por...
-Voldemort...
De prontó, lo vidrios se rompieron, los mortifagos penetraron en la casa, y el señor Lovegood salió gritando.
-¡Aquí lo tengo! ¡Por favor, paren!
Harry corrió hacia sus amigos, se tomaron de las manos y desaparecieron del lugar. Aparecieron en un bosque, no sabia donde era, pero mientras estuviera lejos.
-Canalla traicionero. ¿No podemos confisr en nadie? -La secuestraron porque me apoyó. Estaba desesperado. -Iré a hacer los hechizos.
Ron se alejo unos metros para poder hacer los hechizos defensivos, cuando de entre loa arboles salieron carroñeros.
-Bueno, bueno, bueno. ¿Qué tenemos aquí?
Harry, Ron y Hermione, corrieron, corrieron lejos, para poder desaparecer si era posible. De lejos escucharon la misma voz del carroñero.
-Bueno, no se queden parados. ¡Atrapenlos!
Estuvieron corriendo por metros, los hechizos volaban, rozaban... Harry se encontró con Hermione, que venia corriendo hacia el. De pronto, Hermione le lanzó un hechizo disimulado. Harry cayó al suelo y sintió como si se estuviers transformando después de tomar poción multijugos.
Los agarraron y sacarón un cuaderno, evidentemente los registrarían.
-Haber, ¿cual es tu nombre feo? -Dudley, Vernon Dudley. -¿Y tú preciosa? -Penelope Cleawater, mestiza.
El carroñero se acercó a Hermione pero se detuvo al escuchar a su compañero.
-Aquí no hay ningún Vernon Dudley. -Ya oiste feo, la lista dice que mientes. -La lista esta mal, ya les dije quien soy.
El carroñero se acercó a Harry, mirando su frente. Si el hechizo de Hermione no habia borrado la cicatríz, estaban perdidos. Levantó su varita, levantando levemente el flequillo de Harry, pero mostrando un poco de sospresa al ver la frente de Harry.
-Cambio de planes, no los vamos a llevar al ministerio. Seria mas prudente, identificarlos, antes de llevarlos. -¿Qué estas queriendo decir?
Los aparecieron en un tipo de parámo. Caminaron unos minutos, hasta que se reconoció una mansión de tamaño colosal, atravezaron la primera reja y en la segunda, apareció Bellatrix Lestrange.
Volvieron a levantar el flequillo de Harry, y Bellatrix sonrió. Su suerte se acababa. ¿Qué iban a hacer ahora? Las palabras de Bellatrix lo dejaron helado.
