《 45 》

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— CAPÍTULO 45 —


     La brisa golpeó su masculino rostro cuando salió al aire libre. Caminó hasta una de las tumbonas y se sentó allí para quedarse mirando con detenimiento el agua. Agradeció que no hubiera nadie en ese lugar, pues quería y debía pensar, organizar sus ideas, quedarse con lo bueno y desechar lo malo. 

     Pensó en la mujer que amaba. Recordó su ansiedad de hace unos minutos al no querer que pensara lo peor de ella.

     En primer lugar, ya estaba hecho, y había sucedido mientras él no estaba en su vida, por lo tanto, no tenía ningún derecho de reclamarle nada. Segundo, aunque se encontraba en estado de shock, no dejaba de amarla ni de respetarla. Tercero, era lógico que pensara que él podría juzgarla, cualquiera lo pensaría, pero Nick jamás se atrevería a hacerlo, no era nadie siquiera para opinar. Cuarto, Vanessa había puesto su vida en riesgo, y nada lo preocupó más. Claramente sus sentimientos no iban a cambiar, ni siquiera el miedo que infundió Dorian en Vanessa los había separado por mucho tiempo y el hecho de que ella abortara, no iba a interferir en lo que sentía por ella; pero se encontraba un poco perdido, era una situación nueva para él, sin embargo, se sentía capaz de afrontarla como era debido, por ella, por los dos, por ese amor tan puro que tenían.

     Se puso de pie y se paseó por el lugar, poniendo a su cabeza en orden. Vanessa era lo más importante para él, y el pasado ya no importaba, no cuando su presente estaba unido al de ella.

     Y justo en ese momento, agradeció a su padre. Agradeció que desde pequeño le haya enseñado a respetar a las mujeres, y junto a ello sus decisiones. Que era incorrecto hablar mal de ellas, juzgarlas, que cada una era dueña de su vida y que nadie debe interferir en eso. Y al parecer Vanessa ya ha tenido suficiente peleándose consigo misma y no le hacía falta que venga alguien más a decirle cosas que ya atormentaban su cabeza.

     Nicholas jamás se atrevería a hacerla sentir peor, eso era impensable. Es solo que... quería que confiara en él. La amaba, daría su vida por protegerla, y el hecho de que no se abriera con él aun después de todo lo que han pasado fue un golpe bajo. Pero entendió que tenía miedo.

     El ex militar respiró hondo por milésima vez en lo que llevaba la noche. Observó el agua, moviéndose por causa de la brisa. Y tuvo una idea.

     El celular de Vanessa comenzó a sonar cuando estaba saliendo de la ducha. Tenía el cabello húmedo y los ojos hinchados de tanto llorar, por los recuerdos, por el miedo de perder a ese hombre que amaba con todo su corazón, con todo su ser, con todo lo que era.

     Cuando vio su nombre en la pantalla, se extrañó y con manos temblorosas respondió.

     —¿Sí?

     —Ven a la alberca, trae tu traje de baño.

     No dijo nada más, cerró la llamada y después de varios minutos dudando, intentando descifrar la actitud de Nicholas, se recompuso y se colocó su traje de baño. Eran las dos de la mañana cuando sus pies se paseaban por la orilla de la piscina, con el ceño fruncido y mirando a la única persona que estaba ahí.

     Nicholas al verla enfundada en un albornoz, se puso de pie. Había un par de metros de distancia.

     —¿Qué pretendes? —la voz de Vanessa sonó desconfiada. Pronto eso él lo haría desaparecer.

     —Darnos un chapuzón —dicho esto se quitó la chaqueta y la dejó en una tumbona para luego desabotonarse la camisa. Vanessa se fijó en la marca que había dejado en su pecho y se le secó la boca al recordar lo que la llevó a hacerlo. Se sonrojó, y Nick sonrió al notarla avergonzada —. No es lo único que pretendo hacer contigo esta noche. Pretendo amarte ahora, porque dentro de unas horas te llevaré a tu casa y tendré que fingir que no lo hago.

Protegida por Nick © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora