— CAPÍTULO 3 —
Cinco minutos más. Vanessa solo pedía cinco malditos minutos más.
Sabía que debía levantarse, pero mover doscientos seis huesos un jodido lunes no era lo suyo. Bueno, ¿de quién lo sería?
Estiró su mano y apagó el despertador que lo único que hacía era que su cabeza doliera. Quería seguir durmiendo, seguir estando en la paz entre sus sueños.
Iba a quedarse nuevamente dormida cuando de repente, lo que pudo catalogar como la luz del día, hizo que le dolieran los ojos.
—Tenías que levantarte hace diez minutos —oyó la voz de su tío Aaron.
Su voz hizo la misma función que el despertador, que su cabeza palpitara. Maldijo la resaca, maldijo la noche anterior en la que se fue de fiesta asegurando que no bebería demasiado. Vanessa gruñó, y se giró para que la luz no siguiera dándole directamente en la cara.
—Levántate, vagabunda.
Negó con la cabeza débilmente, esperando a que Aaron entendiera el mensaje. Ella iba a seguir durmiendo y ni siquiera su tío se lo iba a impedir.
—Te quiero ver lista en dos minutos, y ya va uno.
—Créeme, no quieres que me levante.
—¿Ah, no?, ¿por qué?
—Porque te voy a dar un puñetazo, vete.
—¿Quién te manda a irte de fiesta un domingo?
No quiso responder, tal vez si se hacía la dormida dejaría de molestarla. La rubia se cubrió con el edredón hasta el cuello sintiendo sus ojos pesar mientras anhelaba que su tío de cuarenta años de edad saliera de su pieza.
—Si no te levantas te voy a cargar y te arrojaré a la alberca.
—Aaron, sal de aquí, cómprate una vida con todo el dinero que tienes y disfrútala, ten sexo con tu secretaria, viaja, y a mi déjame en paz —le dijo aún con los ojos cerrados.
No se oyó alguna cosa por unos segundos solo la respiración de Aaron dándole a entender a su sobrina que se había rendido. En menos de tres segundos Vanessa sintió los brazos de Aaron que la separaban del colchón, cargándola como si fuera un saco de papas.
—¡No, Aaron, bájame!
—Tarde.
Aún con todo el sueño y dolor de cabeza que traía, trató de bajarse, de patalear y pegarle a Aaron en su fuerte espalda. Sus pasos eran apresurados y ella solo le pedía que la bajara, prometiéndole que en seguida iría a arreglarse, pero Aaron sabía que eso no era cierto, que lo único que haría era cerrar la puerta con seguro e ir a dormir, puesto que ya lo ha hecho antes, y eso, no iba a pasar de nuevo.
—Yo te dije muy bien que no te convenía irte de fiesta un domingo —lo escuchó decir con un tono de voz muy tranquilo.
—¡Sí te atreves a tirarme en esa agua toda fría, ten por seguro que cuando salga, te voy a quebrar la compañía, daré en adopción a tu hija, te quitaré la casa y te cortaré en veinte pedazos!
Aaron se detuvo justo en frente de la gran piscina que estaba detrás de la casa y Vanessa pudo respirar de alivio porque supo que no le haría tal cosa como arrojarla.
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Protegida por Nick © |COMPLETA|
RomanceVanessa es sinónimo de desastre. Hace lo que quiera en el momento que se le antoja. Se la pasa de fiesta en fiesta y se enrolla con diferentes hombres a la semana. ENTRA PARA VER LA SINOPSIS COMPLETA. ADVERTENCIA: Esta obra contiene lenguaje explíc...