《 08 》

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— CAPÍTULO 8 —


     No pasó mucho tiempo cuando la presencia de Dorian cortó el aliento de todos los que estaban ahí. O tal vez solo era el de Vanessa, ya que su respiración se había vuelto pesada y con cada paso que él daba, ella recordaba cada patada que él le atinaba a su abdomen. Con cada movimiento de manos, recordaba como él la abofeteaba y la asfixiaba.

     Vanessa no dejaba de preguntarse cómo podía una persona ser tan inhumana, cómo podía su propio primo hacerle tal crueldad, ¿solo porque Aaron nunca supo de él? ¿Qué culpa tenía ella?

     Mientras Vanessa se hacía todas esas preguntas en su cabeza, buscando una razón, Nick no le quitaba los ojos de encima. Estaba en la parte de atrás, justo al lado de la puerta doble, observando con atención cómo el pecho de Vanessa subía y bajaba con cierta rapidez. Y le sorprendía tanto la manera en la que ella trataba de estar tan tranquila que se mostró genuinamente interesado por cómo manejaba su actitud ante la persona de la cual ella sentía terror, cuando hace unos minutos estaba tan aterrada que pensó que iba a desmayarse. Justo antes de entrar, él le había susurrado que nada le iba a pasar, que no lo iba a permitir. Vanessa no se lo dijo, pero en el fondo se sentía agradecida por su eficiencia, por transmitirle seguridad, porque en ese momento en donde se sentía tan frágil y vulnerable, necesitaba sentirse protegida.

     —Dorian Erickson —se escuchó la voz del juez, llamando la atención del imputado y el corazón de Vanessa no tardó en latir con rapidez al escuchar su nombre en voz alta —. Por favor, levántese —el primogénito de Aaron se puso de pie siendo en ese momento el punto de mira. Mantenía una mirada seria y el cuerpo relajado, ya sabía lo que venía —. Se le acusa de secuestro, extorsión, violencia física e intento de homicidio. La Corte Superior del condado de Los Ángeles ha decidido que deberá cumplir con una sentencia de cinco años en el Centro de Detención Metropolitana Los Ángeles.

     Vanessa se quedó de piedra al escuchar aquellas palabras. No daba crédito, no le podían dar cinco años de prisión a alguien que la había arruinado, que casi lograba matarla. Se sentía desconcertada, indignada, sentía que habían jugado con su tiempo.

     —¡¿Cinco años?! —no dudó en levantarse, pues en ese momento ya no le tenía miedo a nada. Todos los espectadores la miraban asombrados por tal escándalo. Aaron se puso de pie y la tomó de los brazos intentando calmarla.

     —Por favor, no hagas esto aquí, cálmate —le susurró mirándola a los ojos.

     —¿Quieres que me calme? —quiso saber con la indignación a tope, abriendo sus ojos sin poder creer que lo que su tío le estaba pidiendo —. ¿Tú estás calmado con esta decisión?, ¿estás calmado sabiendo que en cualquier momento él puede salir de la cárcel?, ¿estás calmado cuando sabes que cinco años no son nada para lo que él me hizo vivir? —Sus lágrimas se desplazaban por las mejillas, no estaba para nada satisfecha con ese resultado. Caminó y puso sus manos en la división que separaba a los espectadores del área en donde se manejaban los abogados y del juez. A este último lo miró con rabia, convenciéndose a sí misma de que aquellas autoridades eran unos incompetentes —. ¿Usted cree que cinco años van a reemplazar mi daño psicológico?

     Nick no tardó en ponerse al lado de la chica que expulsaba humo por los oídos, temiendo que Dorian pudiera acercársele.

     —Vanessa, vamos afuera —le murmuró mientras posicionaba su mano en su cintura. Si hubiera sido en otro momento a Vanessa la hubiera calmado oír su nombre pronunciado por Nicholas.

     —¡Suéltame, Nicholas! —se alteró y volvió a dirigirse a la autoridad encargada del caso —. ¡Me dejó en un lugar mugriento, me dio comida una vez al día! ¡Tenía que mantener un ojo abierto cuando conseguía la oportunidad dormir unas horas! ¡Me dejó sin aliento por todos los golpes que me atinó! ¿Acaso eso le parece poco?

Protegida por Nick © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora