《 48 》

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― CAPÍTULO 48 ―


     La noche anterior se sintió enojada, impotente y muy indignada. Todo había pasado muy rápido como para asimilarlo de una vez. Le tomó varias horas saber que la relación tan estrecha que tenía con su tío, simplemente, ya era inexistente. Aaron la odiaba, y no entendía cómo eso podía ser posible. Le dolía y todavía esas palabras rondaban en su cabeza, cansándola, agotándola y entristeciéndola.

     Vanessa no pudo dormir en toda la noche, se la pasó evocando lo sucedido una y otra y otra y otra vez, hasta que terminara llorando. Por esa razón, aquella mañana tenía los ojos hinchados, con las retinas clavadas en un punto perdido de la sala de estar.

     Había hablado un poco con Nicholas, él cumplió su promesa y la contactó. Ella le contó que estaba exhausta mentalmente, se desahogó, lloró otra vez sintiéndose sola.

     Noah salió de la acogedora cocina con una taza de té en la mano y Vanessa lo tomó con una pequeña sonrisa.

     ―Debo buscar un lugar para mí ―le comentó, sin embargo, Noah levantó los hombros.

     ―Tú sabes bien que puedes quedarte el tiempo que necesites.

     ―He pensado en tantas cosas ―musitó ―. Debo conseguir un lugar donde vivir, necesito a un representante, Aaron se encargaba de todos mis contratos, era mi manager. No sé qué hacer primero ―pareció abrumada.

     ―Creo que lo primero que necesitas es calmarte, luego ver qué es lo primordial para ti ―pausó y decidió traer un tema a colación que ya empezaba a preocuparlo. No dejó de pensar en la prima de Vanessa desde la noche anterior y creyó que ella necesitaba saberlo ―. He intentado llamar a Daphne. Su celular parece apagado.

     ―Pensé que solo era a mí, pensé que tal vez me odiaba o algo, no lo sé ―su inseguridad salió a flote y no hubo otra cosa que afligiera a Noah.

     ―Daphne es incapaz de odiarte, Vanessa.

     ―Su padre ya lo hace.

     ―¿Y qué te hace pensar que es lo mismo con ella? Que Aaron lo haga, no significa que Daphne también ―pausó y la vio fruncir el ceño ―. He pensado que quizás él le ha quitado el teléfono.

     Ella lo miró con los ojos abiertos, negando, aterrada y muy confundida. No había razón lógica por la cual él hiciera eso.

     ―No puede hacer eso, Daphne no tiene nada que ver ―Noah se encogió de hombros. Entonces la joven recordó a Aaron, recordó que él no quería que su hija tuviera contacto con ella. Eso la dejó más destrozada ―. Nunca vi a Aaron odiar tanto a alguien, yo... ¡No es justo! ―Lloró ―. ¡Solo porque me enamoré! ¡Es... ridículo!, ¡Aaron es ridículo! ―Ahora era la ira que se apoderaba de ella. Vanessa no había hecho nada malo, estaba segura, y Aaron no tenía ningún derecho de reclamarle por eso ―. ¿Sabes qué? Iré a buscarla.

     Se levantó, dejando la taza en el suelo. Fue hacia su bolsa y de ahí sacó una camiseta y unos pantalones cortos. Noah la observaba sin poder creer cómo su mejor amiga pasó de estar en esa pequeña depresión a enfrentar las cosas. A veces creía que la conocía tanto y cada vez Vanessa lo sorprendía más.

     ―¿Irás a casa de Aaron?

     ―No, estoy segura de que él está en su maldita empresa. Daphne está en la escuela. Hablaré con ella.

     Noah asintió, sonaba muy lógico.

     ―Iré contigo.

     Una hora después se encontraban justo en frente de las escaleras que daban acceso al edificio estudiantil. Y en ese instante, Vanessa se dio cuenta de que no extrañaba estudiar, de que no extrañaba a los profesores amargados, ni las tareas. Agradecía al cielo por ya haber pasado esa etapa. Todavía Daphne no salía, pero sabía que no tardaría mucho.

Protegida por Nick © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora