《 34 》

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― CAPÍTULO 34 ―


     No había pasado cinco horas y ya lo echaba de menos. Sentía que el tiempo pasaba más lento que de costumbre. Sabía que lo había herido al haberle dicho que ya no lo quería, y se odiaba por hacerlo, por no ser firme ante sus sentimientos, pero tampoco es como si tuviera más opciones.

     Se hallaba sentada en la fría baldosa de su baño, con la espalda apoyada en la bañera cuando se llevó la boquilla de la botella a la boca y el alcohol le quemó la garganta, apenas si sentía que tenía una. Comenzaba a ver las cosas duplicadas, no le importó mucho, se había acostumbrado a esa sensación de mareo, de embriaguez, sin embargo, sabía que a lo único que no podría acostumbrarse, sería a la ausencia de su guardaespaldas.

     Vanessa rio irónicamente, moviendo la cabeza y dando otro trago de whisky al ver el rumbo drástico que había tomado las cosas entre ellos, al ver cómo primero lo quería lejos y ahora lo quería más cerca que nunca. Asintió, comprendiendo que ya faltaba poco, ya había alejado a las dos personas complicadas, esas que sabía que no se irían de su lado, primero fue Noah y después Nicholas.

     Debía buscar un lugar para ella, encontrar algún apartamento, distanciarse totalmente de Aaron, de Daphne, Marina. Seguro que eso lo tendría fácil pues el primero ya la había dejado hacer su vida, independizarse en algunas formas. Pensó que era el momento para hacerlo, aunque le hubiera gustado compartir esa independización con Nicholas.

     Ahí, a solas en su baño se imaginó una vida a su lado, en donde despertaba en las mañanas, desnuda, cerca de ese cuerpo masculino que la hizo sentir más que placer. Se imaginó siendo besada por él al desayunar, o tomados de la mano para entrar a algún club nocturno. Se imaginó amándolo como ya no podría hacerlo, besándolo como ya no iba a ser posible, y algo dentro de ella se quebró más, algo entró en su pecho y lo estrujo sin piedad, haciendo que quisiera retorcerse. ¿Cómo logró alejar aquello que le hacía bien?, ¿cómo pudo soportarlo?, ¿qué la había hecho aguantar tanto? Tal vez había sido el amor, o el miedo. Empezó a inclinarse por la primera para luego sospechar que había una mezcla entre esas dos sensaciones.

     Unos pasos cautelosos llenaron sus oídos, y cuando alzó un poco la vista, vio los irreconocibles zapatos formales de su tío, quien solo la miraba con el entrecejo arrugado, con las manos en los bolsillos y apoyando su peso en el marco de la entrada.

     ―¿En dónde está tu guardaespaldas?

     El hecho de que Aaron lo haya nombrado así, le dejaba claro que él no veía más a allá de lo que pasaba entre Nicholas y ella, que marcaba una línea entre ellos, que no los igualaba y que nada los compenetraba.

     ―Lo he despedido ―subió los ojos hasta toparse con los de Aaron y este solo reaccionó abriendo los suyos y tomando una postura alarmada ―. Ha dejado las llaves del auto ―dicho esto se llevó la botella a los labios que morían ser besados por ese guardaespaldas que le había cambiado más que la vida; el alma.

     ―¿Qué demonios, Vanessa?, ¿por qué has hecho eso?

     ―¡Porque no quiero a nadie cerca de mí! ―ya estaba harta. Estaba harta de que todo el mundo le pidiera una maldita explicación que no quería dar. Lo único que quería en ese jodido momento era quedar inconsciente, lograr reducir esa sensación de odio hacia sí misma, hacia Dorian. Quería por un momento olvidar esa expresión herida de Nick ―. ¡Ni siquiera te quiero a ti!

     ―Joder, ya no puedo con esto.

     ―Fíjate, somos dos, yo tampoco. Estoy harta, estoy cansada.

Protegida por Nick © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora