《 27 》

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— CAPÍTULO 27 —


     El humo entraba por su nariz y ese pitido no parecía disminuir, al contrario, al paso de los segundos aumentaba. Los gritos de las personas horrorizadas se escuchaban lejanos, ahogados. Las personas corrían intentando buscar una salida, desesperados porque el fuego crecía.

     No era la primera vez que Nick enfrentaba algo parecido, los atentados eran algo frecuentes en Afganistán, y aunque estuviera acostumbrado a las explosiones, nunca se imaginó que en un lugar como ese pasaría algo semejante.

     Los gritos se fueron aclarándose a medida que avanzaba el tiempo, y cayó en cuenta de que su pequeña rebelde no estaba a su lado. Debía encontrarla, aunque su garganta ardiera y sus ojos lagrimearan por la humareda.

     Se levantó del piso, intentando no dejar que el mareo le ganara y justo cuando estaba de pie dispuesto a buscarla, una mujer pasó corriendo con lágrimas en sus ojos intentando buscar una salida, no dudó en abordarla.

     —¿Ha visto a Vanessa King? —le preguntó con un nudo en la garganta al imaginarla herida, no quería perder más tiempo del que pudo haber perdido recuperando la consciencia.

     —Necesito salir de aquí —le dijo angustiada —. Ayúdame a salir de aquí —su rímel ya no estaba donde debería estar, y Nick vio el miedo en sus ojos, ese mismo terror que había visto en las personas victimizadas en Afganistán. De seguro había muchos heridos, y personas muertas. Por Dios, debía encontrarla y sacarla de ahí.

     La desesperación en el guardaespaldas comenzaba a aumentar de tal forma que se iba a volver loco si no la veía cuanto antes. Vio a la mujer caminar, alejándose de él y la recorrió con la mirada, notando la herida que tenía en una de sus piernas.

     Esto no podía estar pasando. ¿Por qué debió ocurrir cuando Vanessa no estaba a su lado?

     Mierda.

     Caminó hasta donde la vio desaparecer, hasta el escenario, y lo que vio lo hizo sentir más humano que nunca. Eso que pensó que había desaparecido cuando regresó de Asia del Sur, ese pánico que sintió por última vez al ver a todo su equipo reducirse a cenizas, lo volvió a experimentar cuando vio a aquellas personas apresuradas, heridas. Algunos yacían en el suelo, intentando ser despertados por alguien.

     —Vanessa —murmuró, pues el nudo que traía en la garganta era igual o más grande que su preocupación por la mujer que quería —. ¡Vanessa! —gritó su nombre mirando a todos lados, esforzándose por ver a través del humo y con la impaciencia a tope. No podía perderla, no podía salir de ahí sin ella, sin la chica que hizo que su corazón volviera a latir.

     El calor del fuego se sentía cada vez más y todavía no sabía por dónde empezar a buscarla.

     Nicholas había visto muchas cosas, y los atentados siempre fueron la peor parte de ser un militar. Recordó a las personas heridas que una vez ayudó, compañeros. La vez en que también una explosión casi acaba con su vida.

     Él no vivió todo eso para salir de allí con miedo.

     —¡Vanessa! —exclamó cuando caminaba por la plataforma para tener mejor vista. Había gente amontonada en el lugar de la salida. Tal vez ella estaba intentando salir, no lo sabía.

     —Ayúdame —le dijo una chica que estaba junto a su madre, inconsciente —. Está sangrando mucho, por favor ayúdame —suplicó.

     Nicholas bajó de donde estaba, se apresuró a quitarse la americana y la puso contra el torso de la señora.

Protegida por Nick © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora