《 49 》

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― CAPÍTULO 49 ―


     Su cumpleaños número dieciséis fue todo un horror, el día estuvo cargado de desazón y Marina se tomó el tiempo de ir a una repostería y llevarle un pequeño pastel. Había encontrado a Daphne hecha un ovillo en su cama y con los ojos rojos. Sintió una punzada en su pecho. Ya eran dos cumpleaños que Aaron arruinaba.

     Negó con la cabeza y le cantó cumpleaños feliz, ahí, sola, sin Vanessa, sin Trevor, sin Noah. Daphne lloró como nunca y Marina no pudo contener las lágrimas. Dejó el pequeño pastel en la mesita de noche y se aproximó a ella para abrazarla. La sintió temblar mientras trazaba círculos en su espalda.

     Una hora después, Aaron subió a su habitación, sintiendo un poco de pesar. Antes de Marina irse, lo había mirado con desapruebo, notando sus ojos llorosos. Tocó la puerta, sin embargo, su hija no le quiso permitir la entrada.

     ―Solo quería desearte un feliz cumpleaños ―lo oyó decir. Su corazoncito estaba hecho pedazos. No era así como quería conmemorar el día que nació, no lejos de las personas que quería, lejos de su prima ―. Eres una hija estupenda, siempre lo he sabido.

     Ella se acercó a la puerta, sorbiendo su nariz y decidió pedirle algo.

     ―Quiero ver a mi prima ―le dijo con la voz temblorosa.

     ―Puedo darte lo que quieras, Daph, pero no eso.

     ―Entonces déjame llamarla ―Aaron la escuchó llorar y estaba a punto de retractarse. Era un día especial para ella, y ya comenzaba a sentirse culpable por que pasara ese día así, sola, por su culpa. Pero sacudió la cabeza, no podía permitir que Vanessa invadiera su cabeza con sus tonterías ―. Papá ―lo llamó, y sintió el dolor en su voz ―. Es mi cumpleaños, no es justo.

     ―Lo siento, Daph. Pero tampoco tu actitud ha sido la mejor ―su sollozo casi lo hace arrepentirse. ¿Por qué le dolía tanto? Vanessa no era la gran cosa, los últimos días se había creado en su cabeza a otra sobrina, haciendo desaparecer la que conocía ―. Feliz cumpleaños, hija.

     ―¡Te odio, papá! ¡No puedes hacerme esto! ―golpeó la puerta y se echó a llorar en el piso ―. Tú me prometiste que viajaríamos para mis dieciséis justo como lo hiciste con Vanessa, me llevarías a tus empresas internacionales y conoceríamos muchos países. ¡Has faltado a tu palabra!

     Daphne podía culpar a Vanessa por su mala suerte, por estar pagando sus platos rotos, pero no era eso lo que sentía hacer, a pesar de todo la amaba y era como su hermana mayor, y le encantaba el hecho de que le haya dado una oportunidad al amor y se haya enamorado de alguien como Nicholas. No podía odiarla, su corazón era demasiado grande como para hacerlo. Pero sabía que ese día pronto pasaría.

     En la noche Noah llegó y ella lo dejó pasar. Entonces cuando estuvieron a solas se aferró a él con fuerza, y Noah la aceptó sin importarle que sus lágrimas fueran a parar en su sudadera.

     ―Te he traído dos regalos ―le susurró tratando de animarla y ella se separó, sintiendo al menos, un poco de ilusión. Era lindo recibir regalos a pesar de lo mal que estaba pasándola.

     Noah alzó una bolsa que colgaba en su dedo índice. Daphne abrió los ojos cuando leyó Gucci.

     ―Es tu regalo por parte de Vanessa ―le dijo con dulzura ―. Dentro también está mi presente. Espero que te guste.

     La joven lo miró con una felicidad fugaz. Emocionada, tomó la mano de Noah y lo arrastró hasta que juntos se sentaran en la cama. Primero abrió el de él y sonrió ampliamente cuando abrió la cajita que decía Pandora. Eran unos anillos muy coquetos, con diamantes incrustados. Eran sencillamente perfectos.

Protegida por Nick © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora