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Una nueva mañana se alzaba en los cielos de alguna ciudad de corea haciendo que cierto chico de ojos azules se levantara de su cama de mala gana, no había dormido hasta tarde por estar pensando en algunas cosas sobre cierto chico de cabellera marrón y ojos dorados. No fue hasta que unos minutos después su puerta fue tocada y murmuro un pase casi audible.

— Buenos días señorito Agüero

— Mmm

— ¿No durmió bien?

— Supongo, sigo cansado

— Espere

La castaña detuvo el andar del joven para poder tocarle su frente evaluando su temperatura, no quería comer el mismo error de hace tiempo, aun recordaba cómo se había asustado al enterarse por el amigo castaño del joven que se había desmayado en la escuela.

— No tiene fiebre ¿Le duele algo?

— No nana, solo dormí mal

— ¿Quiere ir a la escuela?

— No, pero no puedo faltar solo por cansancio

— Pero esto no le hace bien para su salud

— Puedo dormir entre clases, estaré bien

— Bueno, vaya a bañarse

La chica dejo el pase libre para que el adolescente pasara al baño y que pudiera asearse antes de bajar a desayunar, por su parte se encargó de arreglar las cosas del cuarto. Tendió la cama, busco ropa sucia poniéndola en la canasta de esta para luego llamar a alguien que lo llevara a la lavandería, ordeno algunos libros sueltos y dejo las partituras en el escritorio como estaban, no quería desordenar el lado creativo musical de su pequeño amo.

Justo cuando terminaba de ordenar los libros el joven de cabellos celestes salía del baño con una toalla en su cintura dejando ver su torso delgado, además traía una toalla puesta en sus cabellos para secarlos. La castaña saco la ropa para ese día y se la dejo en la cama.

— Me retiro, te espero afuera

— Gracias nana

La castaña salió del cuarto dejando al adolescente quien se quedó parado mirando por la venta de su cuarto un rato mientras se secaba el cabello. No tenía ganas de llegar temprano ese día, seguía bastante cansado y no quería ver a cierto castaño. Aun le dolía un poco que lo haya dejado plantado para estar con su amiga rubia.

— Aunque lo entiendo, tal vez a él le gusta ella y por eso se quedó con ella.

Una pequeña sonrisa de resignación se apodero de sus labios y soltó un suspiro, procedió a sacarse la toalla de la cintura para secar su cuerpo de manera lenta, luego se colocó la ropa interior y al final el resto, tomó los pendientes que se había sacado para dormir y se los colocó. Se quedó observando por varios minutos en el espejo. Hasta que al final se rindió saliendo de su cuarto, a paso lento fue al comedor en donde su familia le esperaba.

— Buenos días

— Llegas tarde asesino

— Me tome mi tiempo para bañarme ¿Algún problema?

— ¿Cómo puedes responderme?

— Con la boca

— ¡Tu!

— Ambos cálmense y Kiseia deja de decirle a Agüero

— Pero ese es el apodo que se merece

— Ya hablamos de esto Kiseia

— ¡Pero Tío!

— Silencio, estas en mi casa y aquí se hace lo que yo ordene ¿Entendido?

— Si

My Person [BaKhun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora