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— Agüero

— Mmm

— ¿Puedo besarte?

Aquella pregunta tomo por sorpresa al chico de ojos azules quien miro de manera extraña al de ojos dorados y sin poder evitarlo comenzó a temblar antes de comenzar a reírse en voz alta haciendo avergonzar al menor de los dos.

— ¿Y recién preguntas Baam?

— ¡Ya! Deja de reírte

— Imposible, es que eres tan tierno.

El de ojos azules se siguió riendo sin controlar el tono de su voz haciendo que el de ojos dorados se sonrojara, pero tenía una sonrisa en sus labios. Al menos, el mayor ya no lloraba y ahora reía con ganas, de manera inconsciente mojo sus labios con su lengua antes de aburrir sus labios.

— ¿Pero puedo o no puedo?

El de ojos azules dejo de reírse ante la nueva pregunta del menor, con una sonrisa se acomodó sobre el pecho del chico y mientras apoyaba sus manos sobre este acercó su rostro hasta casi rozar los labios del contrario.

— ¿Tu que opinas?

Y ante aquella respuesta el de ojos dorados no dudó más juntando sus labios en un beso lento y suave, uno que trataba de transmitir todos los sentimientos que tenía por el que estaba encima suyo.

El de ojos azules solo cerró los dejándose llevar por el menor, sus manos se cerraron levemente apretando el pecho del chico. Su mente corría a mil por hora tratando de calmar sus hormonas que se habían disparado por tan solo el roce de sus labios.

Cuando estuvo más relajado, sus manos dejaron de apoyarse en el pecho del chico para elevarse hasta llegar al cuello del contrario en donde se dedicó a dar caricias.

Por parte del castaño tembló ante las caricias del mayor, le daba escalofríos agradables a su persona. Sus manos bajaron hasta parar en la cadera del chico la cual apretó con algo de fuerza mientras que profundizaba el beso.

Al sentir como el beso tomaba un ritmo más alto el mayor se separó unos centímetros del menor para poder calmar su corazón. Sus uñas apretaron los hombros del chico, en algún momento sus manos habían bajado hasta parar allí. Su rostro estaba casi por completo de un color rojizo y no lograba calmar sus pensamientos.

En cambio, el castaño se encontraba regularizando su respiración y de la misma manera calmando su mente para que su cuerpo no reaccionara por completo a todos los pensamientos oscuros que estaban pasando por allí. Soltó un suspiro y cerró los ojos mientras apretaba nuevamente la cadera del mayor pegándolo a su cuerpo más, lógicamente.

Aquello provocó que el mayor soltara un pequeño jadeo, ya sea de sorpresa o de gusto por aquella acción. Ante ese pequeño sonido el castaño miro de forma directa a esos ojos azules que lo volvían loco, loco de una mala manera.

— Agüero...

Y esta vez sin pedir permiso o esperar alguna palabra del contrario unió sus labios en un beso completamente diferente al primero que le dio. Fue un beso desesperado que solo quería transmitir anhelo por avanzar a algo más con el contrario.

El de ojos azules se dejó llevar mandando al diablo sus pensamientos, porque por una vez después de tiempo quería dejarse llevar por sus sentimientos.

Ante la aceptación inmediata del contrario, el castaño decidió voltear las cosas. Con un movimiento rápido cambio las posiciones dejando al de cabello celestes sobre la cama y a él encima suyo.

En ningún momento rompió el beso, pero si permitió que una de sus manos soltara la cadera del chico para poder bajar aún más siguiendo su recorrido hasta llegar a una pierna del chico, la cual acarició de manera lenta.

My Person [BaKhun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora