35

591 116 154
                                    

El de cabellos celestes iba de manera lenta hacía su casa, había dejado al pelirrojo atrás al igual que los demás de su grupo que en el último mes había aumentado. En ese momento quería reflexionar sobre sus pensamientos, aunque bueno más que pensamientos estos eran sentimientos hacia cierto chico de ojos dorados.

— Maldición esto será un dolor de cabeza

Murmuro al ver varios carros estacionados afuera de su casa, en ese momento se alegraba que Baam no estuviera en su casa y regresara tarde.

De manera lenta se acercó a la valla que cubría el patio trasero de su casa para pasar por allí y entrar por la puerta de servicio que iba hacía la cocina, no se sorprendió de ver hecho un desastre todo el lugar. Paso de preguntar porque el ajetreo y salió de aquella zona para ir de frente a las escaleras para subir a su cuarto, después le pediría a alguien que le llevara la comida. Lo que menos quería en ese momento era encontrarse con algún amigo de su padre, hermana o prima que estuviera en ese momento en su casa.

Pero como si su suerte fuera siempre mala, ni bien puso un pie en el primer escalón la puerta del salón principal fue abierta dejando ver a su persona. Ni bien sintió las miradas se giró para observar a los amigos de su padre, entre esas noto la mirada de un color amarilla.

— Igual a la de su hijo.

Susurro para él mismo antes de darse media vuelta y acercarse al salón principal, la mirada insistente de su padre para que fuera educado lo hizo hacer eso. Ni bien piso el salón pudo escuchar los murmullos de la gente hacía su persona, pan de cada reunión de alta sociedad que asistía.

— Buenas tardes con todos

Comento en un tono alto mientras que se inclinaba levemente por respeto, aunque lo odiaba con obviedad. Luego se volteó para enfrentarse a aquella persona tan poderosa que se le tenía que saludar por separado.

— Buenas tardes Zahard

— Sigues sin llamarme señor pequeño Khun

— Es porque así alabo a su juventud

Todos los presentes en la sala se quedaron en silencio ante tales palabras de broma que había soltado el menor de ojos azules. Estaban listos para escuchar los gritos de reclamo por parte del rubio, pero para todos fue una sorpresa escuchar una carcajada por parte de él seguida de una estruendosa risa.

— Por dios Eduan, tu hijo sigue siendo divertido

— Lo sé, sacó ese lado burlón de mi

— Ya veo porque Maria te escogió para llegar hasta a mí, por cierto, te manda saludos.

Aquellas palabras junto con la mirada de superioridad que le había mandado el rubio lo pusieron de mal humor de manera inmediata, se mordió la lengua para no decir palabra alguna mientras que sus ojos azules se ensombrecían. Un ambiente frio se formó a su alrededor haciendo que el rubio sonría más.

— ¿Dije algo que no debía?

— Claro que no Zahard, ahora si me disculpan todos tengo que ir a hacer mis deberes.

Le dedico una sonrisa leve inclinándose nuevamente antes de salir del salón de manera rápida. Si se quedaba tan solo unos segundos más sería capaz de decir y hacer cosas que no debía. Aunque eso solo era por ese momento, cuando llegara a ser la cabeza de la empresa de su familia y tuviera poder no descansaría hasta ver a aquel rubio inclinándose ante él.

Subió las escaleras de la casa a manera rápida mientras que era seguido por la castaña que lo había criado junto con un plato de comida y una taza de café. Se desvió de su cuarto para ir a la sala de música de aquella mansión en la cual vivía.

My Person [BaKhun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora