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El sol ya había comenzado a ocultarse cuando llegaron a la ciudad. El pequeño de cabellos azabaches miraba por la ventana maravillado todo. Nunca había salido del orfanato o de ese pequeño pueblo en donde se encontraba. El castaño solo podía verlo con una sonrisa mientras que tenía cuidado por donde manejaba. Habían demorado más de lo planeado en llegar a la ciudad principal de corea.

- Baam ten cuidado, ya falta poco para llegar.

- Señor Jinsung todo es muy colorido y bonito.

- No me digas señor, dime Jinsung o papá si quieres Baam.

- Señor Jinsung ¿Qué es eso?

El mayor soltó un suspiro mientras que en su rostro se formaba una sonrisa que pintaba algo de diversión al no ser escuchado por el mayor. Aprovechando que había luz roja por donde estaban pasando volteo su cabeza para poder ver que es lo que le estaba preguntando el menor. No pudo evitar soltar una risa al ver que el infante miraba con anhelo un puesto de comida.

- Es un carro donde venden panes especiales. Son deliciosos.

- Ya veo

- ¿Quieres unos?

- No, no, no quisiera causarle problemas teniendo que bajar. Además, no tengo hambre.

El mayor le miro con una ceja alzada, ya habían pasado horas desde que seguro el infante había comido algo. Iba a hablar, pero un sonido de un estomago gruñendo le distrajo. Ahora si el castaño se rio con ganas mientras que el de ojos dorados se sonrojaba con fuerza sentándose de manera correcta donde estaba sentado.

- Venga Baam, no es ninguna molestia.

- Pero

- Nada de peros

Cuando la luz se puso de color verde aprovecho que un carro estaba saliendo de donde estaba estacionado para poder poner estacionar su camioneta. Una vez hecho eso se bajó y camino hacia el lado del copiloto para sacar al menor y cargarlo. No quería que se le perdiera.

Camino un poco hasta llegar al carro de comida y hacer la cola correspondiente. Podía sentir los murmullos de algunas personas al igual que las miradas, en un principio pensó que habían notado algo raro así que se puso alerta. Pero toda sospecha se le fue cuando siguió con sus ojos que miraban y él mismo casi muere allí mismo por una sobredosis de ternura. La razón por la que los miraban es que el pequeño de cabellos azabaches tenía sus ojos brillando como las mismas estrellas ante el olor de una comida jamás probada.

- Señor Jinsung ¿Enserio me va a comprar uno?

Su tono fue uno bajo mientras volteaba a verlo con sus ojos llenos de ilusión a la idea de poder probar cosas nuevas. El castaño no pudo evitar sonreír mientras que avanzaba en la cola faltando una sola persona con un color de cabellos color azul, quien se pintaba de ese color. Pero volviendo a su pequeño hijo recién adoptado no podía hacer nada ante tal inocencia más que querer protegerla.

- Obviamente que si Baam. No soy tan cruel como para abajarte y solo comprarme para mí.

- ¡YEI! ¡Es usted el mejor del mundo!

El de ojos dorados se abrazó a su cuello riendo haciendo que algo cálido se instalara en el pecho del mayor. Cuando el adolescente con un tono de cabello particular termino de comprar su pan, el castaño pidió tres panes. Aunque claro está que pidió el más grande para el infante en sus brazos.

La dueña que atendía en aquel carro de comida no podía evitar de reír ante la ternura que e daba el pequeño que cargaba el mayor. Se le hacía tierno ver como con su mirada curiosa seguía cada paso que hacia al cocinar sus panes, además de que hacia algunas preguntas para satisfacer su curiosidad. Al terminar de preparar sus pedidos le dio el suyo al pequeño y los otros dos al mayor, cuando iba a pagar la señora le dijo que el de pequeño iba por la casa. El castaño no pudo evitar sonreír ante eso, tal vez llevaría a Baam a comer a la calle más seguido.

My Person [BaKhun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora