My Person [BaKhun]

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El albino vio el carro partir y atrás de este iba un chico de ojos azules y un rubio corriendo para tratar de detenerlo. Sin poder evitarlo se rió levemente al ver la tontería que estaban haciendo.

— ¿Esto te parece tan divertido Blanco?

El de ojos plomos dejo de ver el espectáculo que se formaba a su adelante y volteó la cabeza para poder ver a cierto pelirrojo que le miraba con enojo. Le sonrió mientras volteaba por completo su cuerpo.

— Si, me divierte demasiado Yama.

— ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Por qué no lo haría?

— Es tu hermano

— No, no lo es.

— Sí, si lo es.

— No, no tenemos la misma sangre. Y si me vienes de que crecimos juntos y por eso somos familia, déjame decirte que eso es una mierda para mí.

— Tu e-

— ¡Tu maldito imbécil malagradecido!

Los dos jóvenes que se encontraban hablando dejaron de hacerlo al ser interrumpidos por un castaño que estaba enojado. Había bajado del carro azotando la puerta y de acercaba a ellos. El albino solo le sonrió y aquello solo hizo que de enojara más.

— ¿¡Por qué hiciste esto ¡Respóndeme Ha Blanco!

— ¿Por qué no lo haría?

— ¡Ha Blanco!

— ¡Ya para con esto! ¡Estar jugando a la familia me tiene harto!

Ante el grito del albino el castaño se quedó callado viéndole al igual que el pelirrojo. Atrás del albino el rubio que venía dispuesto a golpearlo se quedó quieto. El de ojos azules paso a su lado para tomar de la camiseta al albino jalandolo hacia abajo por su estatura.

— ¿¡Por qué dejaste que esas mierdas asquerosas se llevarán a Baam!?

— ¿¡Por qué todo el mundo sigue preguntándome lo mismo!? ¡Era demasiado obvio que lo haría! ¿¡Acaso pensaron que en verdad me importaba!?

— ¡Pues si idiota! ¡Si no te importa se notaría en tus estúpidos ojos!

— ¿¡A quién llamas idiota mocoso!?

— A ti ¿¡Por qué dejaste que se llevarán a Baam!?

— ¡Porque era lo mejor para él!

— ¡Eso no tiene sentido!

— ¡Claro que si! ¿¡Me crees idiota como para hacer algo sin tener las cosas claras!?

— ¡Si!

— ¡Y una mierda! ¡Sueltame! ¡No me conoces como para decir esas cosas!

— ¡Pero si conozco a Baam! ¡Y él no necesitaba irse!

— ¡Ja! ¡Parece que no lo conoces por completo!

— ¿¡A que te refieres!?

— ¡Fue Baam el que me pidió irse!

— ¡Eso es imposible! ¡Él no podría hacer eso!

— Se ve que no lo conoces.

— ¿¡Y tu si!?

— Agüero basta, tienes que tranquilizarte.

— ...

El de ojos azules tembló ante la voz de su padre y apretó con mayor fuerza la camiseta del albino. Luego lo soltó, bajo los brazos, respiro para tranquilizarse antes de elevar su brazo de nuevo estampando su mano derecha en la mejilla derecha del mayor. El golpe fue bastante fuerte ya que el chico ladeó la cabeza y el sonido que se provocó hizo que el rubio que estaba atrás se estremeciera.