My Person [BaKhun]

17

Frio eso es lo que sentía en aquella habitación, podía haber sol afuera o él podía estar cubierto de mantas, pero lo único que sentía era frio. Tocaron su puerta y se tapó más sin ánimos de levantarse.

- Señorito Agüero, es hora de levantarse.

- No iré a la escuela nana.

- Pero señorito Agüero

- ...

La castaña quien solo se mantenía en el margen de la habitación mira hacia las sabanas viendo aquel bulto moverse acomodándose para seguir durmiendo y soltó un suspiro.

- Como usted diga señorito Agüero.

Con eso dicho la castaña se retiró de aquella habitación que parecía de alguna forma la más fría y solitaria de aquella casa. Soltó un suspiro nuevamente antes de retirarse para ir al comedor en donde la mayoría de la familia ya estaba esperando al de hebras celestes. Al llegar a la puerta la castaña se preparó y entro haciendo una pequeña reverencia.

- El señorito Agüero no se siente bien, pide disculpas y hoy no asistirá a la escuela.

- ¿De nuevo?

- Si señor Eduan.

- Ya olvídalo tío, solo es un berrinchudo que no acepta su error.

- Kiseia cállate.

- ¡¿Ah?! ¡Pero qué te pasa Ran! ¡Tenme más respeto, recuerda que soy mayor que tú!

- Solo cállate, tu voz es irritante.

- Ambos silencio

- ...

- Esta bien Serena, cuando este mejor llévale su desayuno a su cuarto.

- Claro señor Eduan

- Ahora traigan el desayuno.

Y como ordeno la cabeza de la familia sirvieron el desayuno a cada uno. Se comió en silencio y cuando cada uno acaba se retiraba en silencio. Mientras todo eso ocurría el faltante en la mesa se removía de nuevo en su cama buscando calor, pero era imposible hallar uno. Así que resignado se volvió a dormir en aquel frío lugar. Si le preguntaran como es que había terminado así solo diría que todo comenzó aquel día hace dos años.

Un chico de cabellos de celestes se encontraba en la biblioteca de su colegio, a pesar de tener tan solo nueve años ya se había leído la mayoría de libros de aquel lugar. Siempre que lograba escaparse de Leessoo se escondía en ese lugar. Y ese día era uno de ellos.

Los chicos mayores ya se habían acostumbrado a ver a aquel menor pasear entre los estantes de su zona. La bibliotecaria también ya no le decía nada, pues le había demostrado que si entendía aquellos libros. Era un genio entre sus compañeros y su supuesto grupo, aunque más que todo había ingresado por culpa de Leessoo porque él era tan sociable que ya tenía un grupo algo grande.