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Una nueva mañana se alzaba para todo el mundo, una alarma comenzó a sonar como todos los días de semana anunciando la hora de levantarse para ir al instituto. Aunque este no era el caso para el chico de ojos azules quien no podía ni abrir sus ojos. Se sentía más cansado de lo normal a pesar de recién levantarse, además de que el sonido de la alarma hacia que el leve dolor de cabeza que estaba comenzando a sentir empeorara.

Con algo de sobreesfuerzo logro estirar su brazo para apagar la alarma de su celular y se volvió a acurrucar entre sus sabanas dejándose llevar por el cansancio que sentía y también con eso pensaba que el dolor de cabeza se iría. Aunque esa paz no duro mucho, ya que su nana toco la puerta de su cuarto para poder pasar.

— Señorito Khun buenos días

— ...

— ¿Agüero?

La castaña quien estaba a punto de abrir las cortinas del cuarto para iluminarlo se sorprendió al no recibir respuesta, se volteó de manera rápida para acercarse al adolescente de cabellos celestes que estaba echado sin poder moverse de su cama respirando de manera difícil mientras que gracias a su piel blanquecina su rostro rojizo por el calor se notaba más. La castaña se preocupó bastante y no espero ni un segundo más para salir de manera rápida del cuarto para ir corriendo al cuarto especial en donde se guardaban las cosas de salud. Al llegar a la puerta del cuarto saco la llave que toda ama de llaves de esa casa tenía y entro buscando lo que necesitaba.

— ¿Paso algo con A.A?

La castaña salto levemente al escuchar de la nada la voz del menor de la familia Khun. Dejo de buscar las cosas que necesitaba para dirigir toda su atención al menor.

— Al parecer tiene fiebre, temo que sea otro resfriado, pero más fuerte

— Entiendo, le avisare a padre que no ira al colegio o tomar desayuno.

— Claro, gracias señorito Ran.

El albino menor salió de aquella habitación siguiendo su camino hacia el comedor de su casa siendo seguido por la ama de llaves que cuidaba de él. La castaña dejo de verlos irse para seguir su camino con ya las cosas necesarias en sus manos. Corrió de nuevo al cuarto del adolescente a su cuidado, un jadeo se escapó de sus labios al verlo sentado tratándose de levantarse.

— ¡Agüero!

— ¿Nana?

El de cabellos celestes hablo en un tono bajo mientras miraba a la castaña que lo había cuidado toda su vida hasta ahora correr donde él para volver a echarlo de manera suave en su cama.

— No debes levantarte para nada de la cama con la fiebre alta que se ve que tienes.

— Pero tengo que ir al instituto

— No, no tienes

El de ojos azules ahora opacos por la fiebre y malestar trataron de mirar a la castaña quien se volteó unos segundos para tomar el termómetro que había traído y lo coloco en de manera suave en la boca del adolescente antes de alejarse para poder preparar las cosas para bajar la fiebre al chico. En su mente iba contando esperando que pasaran los tres minutos establecidos para saber su temperatura correspondiente.

Pasado loes tres minutos saco el termómetro de la boca del joven para ver la temperatura que tenía, soltó un suspiro y tomo uno de los pañitos húmedos en agua y alcohol que había preparado colocándolo de manera inmediata en la frente del chico. Aquel contacto frio contra su piel caliente provocaron que soltara un suspiro de alivio mientras que su respiración seguía agitada. Si bien había estado pidiendo que se enfermara para no ver al castaño como un cobarde, nunca pensó que su deseo se volvería real y que lo tumbaría de una manera tan abrupta como esta.

My Person [BaKhun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora