CAPÍTULO 31

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Esta historia es una colaboración con Imer99 y mía.
No se aceptan adaptaciones o copias sin autorización nuestra.

Disfruten su lectura...

El doncel parpadeó en confusión, al sentir como unos labios apresaron los suyos, se quedó inmóvil unos segundos, pensando que estaba soñando, más no se quiso esperar a confirmarlo

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El doncel parpadeó en confusión, al sentir como unos labios apresaron los suyos, se quedó inmóvil unos segundos, pensando que estaba soñando, más no se quiso esperar a confirmarlo. Envolvió sus brazos alrededor del cuello opuesto, acercándolo más a él y dando paso a un beso más salvaje, dejando que por un momento sus sentimientos gobernaran sus cuerpos.

En un fugaz movimiento, los muslos de Jimin se encontraban apretando las caderas del pálido, quien había elevado el cuerpo de su exesposo y avanzaba con rumbo a su habitación, en tanto el ritmo de sus labios se hizo más vivido.

Con un ruido algo torpe ingresaron a los aposentos del mayor, cerraron la puerta de manera aparatosa, aunque no les importo en ese momento. No les interesaba si alguien los veía, nada de era lo suficientemente relevante para Yoongi, más ahora que podía tocar la tersa de piel del doncel.

Lo tumbó en la cama con salvajismo sin despegar sus bocas, alzando poco a poco la camisa de seda del menor, quería disfrutar el contacto directo, sin embargo, se detuvo de inmediato, cuando sintió el pedazo de venda que cubría la herida de este.

Retrocedió alejándose de aquel beso, casi de un salto, mientras admiraba como el contrario, mantenía el rostro teñido en rojo, con los labios hinchados, intentando regular la respiración.

La camisa mostraba parte de su abdomen y también de su hombro, el deseo de morder esa curvatura en el cuello expuesto del menor se hizo presente en sus fantasías.

"¡Joder!, es muy hermoso, contrólate Min"

— Debemos parar. — El contrario negó rápidamente, no dejaría que el mayor lo rechace de esa manera. — Estás herido, si lo hacemos la sutura puede abrirse, es lo mejor.

En contra de su voluntad, Yoongi giró su cabeza de la encantadora vista que su exesposo le ofrecía, talvez esa era su oportunidad de rescatar un poco su raciocinio e impedir que algo desastroso pasase.

Bajo esos pensamientos estuvo a punto de salir, cuando unas manos lo apresaron por el abdomen.

— No quiero que te detengas, no me dejes así. — La súplica era obvia en su petición.  El mayor cerró su puño queriendo evitar ese impulso de acariciar esas manos cerca de su vientre. — Si no escuchas mis palabras, escucha lo que mi cuerpo tiene que decir, por favor.

El menor movió sus dedos con lentitud, subiendo desde el vientre plano, tocando sin temor. Las yemas pasaban descaradamente desde el blanco estómago del contrario hasta llegar a su pecho, tocó con la palma abierta el lado izquierdo, en la zona que se encontraba el corazón y lo sintió agitado, por la excitación.

IMPERIO EN CENIZAS [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora