CAPÍTULO 12

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Esta historia es una colaboración con Imer99 y mía.
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Era una mañana hermosa, el sol tenía un brillo intenso y el reino tenía cierta emoción por la boda de su rey; cosa que causaba cierta felicidad en el mar de desgracias en el que se había convertido Silla hace poco

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Era una mañana hermosa, el sol tenía un brillo intenso y el reino tenía cierta emoción por la boda de su rey; cosa que causaba cierta felicidad en el mar de desgracias en el que se había convertido Silla hace poco.

Felicidad que no era compartida por el futuro consorte del reino, quien yacía en este momento en su habitación con los ojos empapados, recordando vívidamente a su verdadero amor, ese que fue cruelmente arrebatado de la existencia y del cual nunca hubo un culpable por su muerte.

Mientras que Jimin lloraba por la memoria de su amado y también por aquello que estaba a punto de suceder. Al contrario, se encontraba Agust, este se mantenía en un estado de furor combinado con locura.

Tenía a cuatro de los viejos del consejo pidiendo misericordia por sus vidas, rogando con lágrimas de pánico, que tuviera cierta piedad por ellos, cosa que más que conmover su corazón, solo lo hacía sentirse asqueado, por la falta de valentía y orgullo que demostraban.

— Patético. — Soltó con total desdén, en tanto vislumbro como sus consejeros más importantes se hundían en la humillación total, sus lamentos no apelaban a ese lado bondadoso que solía poseer cuando era más joven. Adicionalmente, se le hacía divertido como estos frente al pueblo se mostraban como hombres valientes y dignos que no le temían a nada.

Se preguntó qué pensaría Silla al ver a los ancianos de rodillas suplicando como grandes cobardes, estaba seguro de que más de uno disfrutaría ver a sus imponentes consejeros ser rebajados a nada.

Los constantes sollozos de los cuatro hombres frente a él, únicamente lograban que su mal humor aumentara a cada segundo. Levanto su mano izquierda en señal de silencio, aun arrodillados, estos dejaron de berrear como bestias al acto.

— ¿Saben por qué están aquí? — Pregunto al aire, puesto que ninguno de los presentes se atrevió a hablar; estos se miraban en complicidad y miedo entre ellos. — Creo que esto es inútil. Si no cooperan más vale acabar con esto rápido, ya se me está haciendo tarde.

— Por favor, Majestad. No entendemos que estamos haciendo aquí. — Hablo el más anciano de los cuatro; era un viejo con la cara larga llena de arrugas producto del paso de los años, bastante delgado y tenía esa aura de ser un hombre ejemplar. Que se caracterizaba por ser un excelente padre y un gran abuelo, lástima que solo era apariencia. — Mi rey, si fuera tan benevolente de explicarnos por qué nos sacó de nuestros hogares a la fuerza el día de su boda, se lo imploro, díganos.

— Mi querido anciano, Choi. Cada uno de ustedes sabe exactamente el emotivo por el cual están aquí, desentender el asunto solamente moldea estupidez en sus palabras. — El tono de voz del rubio era como el de un profesor cansado de sus alumnos. — Además, como menciono, hoy me casaré, así que no perderé tiempo.

IMPERIO EN CENIZAS [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora