CAPÍTULO 22

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Esta historia es una colaboración con Imer99 y mía.
No se aceptan adaptaciones o copias sin autorización nuestra.

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La primavera arribaba en su máximo esplendor, el sol daba un calor agradable y en el aire un aroma a flores gobernaba, era una época en donde el amor y la felicidad traían gozo a todos aquellos que lo pidieran

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La primavera arribaba en su máximo esplendor, el sol daba un calor agradable y en el aire un aroma a flores gobernaba, era una época en donde el amor y la felicidad traían gozo a todos aquellos que lo pidieran.

Sus pasos atreves de la vereda eran apacibles, observo como los árboles a su alrededor lucían esas hermosas flores de cerezo idénticas al día en que fue muy feliz, su cabello negro lucio impecable y su rostro a pesar de reflejar tranquilidad solo contenía las ganas de llorar.

Llego al lugar en donde yacía una pequeña tumba y en la lápida estaba tallado ese nombre. Se agachó hasta donde estaba ella y comenzó a acariciar la superficie.

Había transcurrido 3 años desde que su amado había sido enterrado.

Su corazón se había destrozado es día en que la muerte le arrebato aquello que le pertenecía; 3 años en los que el aire dejo de ser refrescante, para convertirse en algo sofocante, delirante y hasta agotador.

El seguir sin su presencia era lo peor cada día, se repetía que todo estará bien, que avanzaría por él, pero no podía.

Justo en estos días en que se recordaba su fallecimiento, su fuerza de voluntad parecía irse. Su lado fuerte se derrumba únicamente para traer esos hermosos recuerdos de cuando ambos eran felices y el mundo parecía estar lleno de ilusiones.

No emitió sonido porque no era necesario, solamente se limitó a seguir acariciando la tumba mientras las lágrimas salían sin control por sus orbes. De repente oyó unos pasos, no giro la cabeza en ningún momento, no era necesario, sabía perfectamente quien era la persona.

— Sabes una parte de mí murió ese día con él. — El contrario levanto la mirada encontrándose con esos gatunos que lo observaban con seriedad.

Con su mano izquierda seco sus lágrimas, mientras se incorporaba por completo del lugar, el contrario mantenía la atención en sus movimientos.

Jimin con indiferencia se fijó en como Agust hacia una reverencia a la tumba de su hermano, estuvo a punto de hablar cuando se encontró como la figura de la reina hacia presencia.

Con una mueca en el rostro hizo una reverencia a su suegra antes de retirarse, no deseaba una confrontación, no ese día al menos. Cada vez que se veían, esa mujer no hacía nada más que reprocharle el hecho que en estos tres años no había concebido un hijo.

Cosa que lo irritaba de sobremanera, pero no solo era Mi-Suk la de ese pensamiento, la gente de Silla, rumoreaba que a lo mejor uno de los reyes era estéril y también el hecho que Agust desistiera de divorciarse de él, o de tener concubinas solo hacían que la reputación del reino decayera.

IMPERIO EN CENIZAS [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora