CAPÍTULO 25

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Esta historia es una colaboración con Imer99 y mía.
No se acepta copias o adaptaciones sin autorización nuestra.

Disfruten su lectura...

— A tu esposa

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— A tu esposa.

Los ojos del hombre mayor se abrieron en sorpresa al principio, por el rabillo de su ojo analizo la sonrisa de satisfacción de su acompañante y antes de hacer algo más, alzo su mano derecha lentamente hasta atrapar el cuello de esta.

— ¿Ah, sí? — La mujer, en vez de sentir pánico por la presión en su cuello, seguía sonriendo con mucha rabia contenida.

—En serio crees que tu querida esposa murió a causa del parto. — Ejerció más presión viendo como la tez blanca de su amante se tornaba roja.

Ambos adultos se enfrentaron con la mirada, la ira de la reina no dejaba que doblegara su voluntad, a pesar de estar siendo ahorcada, en tanto Doyun sentía como su mente empezaba a perder la cordura, el deseo de verla muerta por su propia mano, crecía intensamente.

Cuando los orbes de Mi-Suk estuvieron por cerrarse y su respiración empezó a fallar casi por completo, la soltó de un tirón que la mando al suelo, la impotencia corría su cuerpo, por mucho que anhelará darle un fin a aquella mujer que lo desgracio, está al fin de cuentas eras su talón de Aquiles.

A sentir su garganta liberada, Mi-Suk comenzó a toser violentamente. Las lágrimas de rabia contenida se esparcían con violencia por todo su rostro, maldito Doyun, esta vez realmente creyó que la iba a matar.

— No hagas tonterías, quieres. — Advirtió una vez se puso de pie, para irse del lugar.

— Decirte la verdad es una estupidez. — Comento con la voz raposa mientras se erguía con altanería, no lo dejaría ganar.

— No es la verdad, estás molesta y solo lo haces para herirme. — Se acercó hasta que sus narices se rozaron. — Piensas que no te conozco; actúas tan buena, elegante, hasta inocente delante de las personas, pero nada más eres una mujer frustrada y rencorosa. — Una melancolía recorrió sus pupilas. — Nos convertimos en demonios, mi reina. 

La mirada de la mujer escaneo la postura de este, sonrió con descaro mientras se sobaba el cuello, ya estaban las cartas en la mesa y no podía retroceder.

— Y si sabes como soy, ¿Por qué me atacaste? — Utilizo ese tono empalagoso que siempre le funcionaba cuando manipulaba a las personas. — ¿Vas a matarme a mí? — Era una pregunta que dejaba un silencio entre ellos. — Te he sido fiel durante estos años, soy la única que te entiende, quien sabe cómo has sufrido, no como la perra de tu difunta esposa.

El ceño del mayor se frunció ante las palabras, antes creía que la reina era su todo, esa persona que conocía y también comprendía sus acciones, sin embargo, ya no estaba seguro de eso.

IMPERIO EN CENIZAS [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora