[ AU Segunda Guerra Mundial ]
Si tuviera que describir el mundo en aquel entonces, tal vez lo llamaría "problemático".
Sangre, llanto y dolor. Para muchos esta sería la descripción perfecta del mundo en aquel entonces. El dolor de ver morir a un ser...
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15 de febrero de 1944
1 año, 5 meses y 25 días para la catástrofe de Nagasaki
"Estados Unidos recuperó el control de las Islas Salomón y por primera vez desde hace un par de años, los Nazis han retrocedido después del ataque de la Unión Soviética en la ciudad de Rostov.
Las noticias buenas se acabaron hace un par de meses, y aunque a este ritmo lo mejor sería retirarse, el gobierno cree que proteger el honor es más importante que la muerte de sus ciudadanos.
El país se ha divido en dos: quienes desean ganar la guerra a costa de cualquier precio y las personas que oran todos los días anhelando despertar de esta pesadilla.
Las enseñanzas inculcadas desde nuestra infancia juegan en nuestra contra.
Todos somos culpables, nadie es un santo.
Los que callaron, quien tomó el arma y quien decidió usarla, no existen inocentes en una nación manchada con sangre.
Y ahora, la muerte se ríe entre el aroma del plomo por haber jugado con algo que nunca debió ser tocado.
La vida."
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Últimamente tengo el mismo sueño.
—¿Izuku...?
Un cuarto impregnado con sangre donde el cuerpo de una mujer de larga cabellera blanca se encuentra tendido sobre el suelo. El aroma de la pólvora revuelto con la sangre provoca que mi estómago se estremezca hasta al punto de casi hacerme vomitar, la tensión del ambiente nos envuelve a tres personas con el rostro cubierto en una especie de neblina negra donde únicamente la persona que sostiene el arma reluce un brillo de color celeste.
Las temblorosas manos del joven de una sola gema, dejan caer el arma cerca del cuerpo haciendo todo más claro. Los colores poco a poco comienzan a tener sentido y las joyas del hombre frente mío cambian de color dejando ver un par de ojos bicolor y una cicatriz marcada.
Un rostro lleno de miedo donde sus ojos se encontraban viajando de un lugar a otro hasta que ambos logramos conectar en un pedido de auxilio.
Intento decir su nombre, pero el nudo sobre mi garganta evita la salida de cualquier sonido. Pero...
—¡¡HUYE!!
Al final todo acaba igual.
Interponiendo su cuerpo como si fuese una clase de escudo frente al hombre que todavía no puedo reconocer su rostro. Las lágrimas de dolor corren por el rostro del joven dejando al descubierto una perla oscura que contrasta con el brillo celeste de su lado izquierdo.
