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17 de Junio de 1943

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17 de Junio de 1943.

2 años, 1 mes y 23 días antes de la catástrofe en Nagasaki

"Hermanos míos, el verano nos da la bienvenida con sus fuertes vientos y sus dulces hojas de color verde que adornan las calles de nuestra sagrada Tierra del sol naciente. El otoño se encuentra más cerca y con ello las dificultades en el campo de batalla aumentan. Pero este año todo será diferente para la armada. Este será el año en el que todo cambie, en el que Japón estará en oídos de todos y será recordada como la Tierra que lo dio todo para cumplir. ¡Oh Dios, que todo lo ve! ¡Que el verano se ponga de nuestro lado!, ¡Escucha nuestras suplicas y protege a mis hermanos que están en el campo de batalla luchando para traernos la victoria! ¡Que todas sus almas se regocijen en el yugo de tus brazos al dar su último respiro en tierra firme! Dales la bienvenida al cielo por haber cumplido su deber como soldados, ¡Oh hermanos míos, recen! ¡Recen para que este hecho de conquista se haga realidad!"

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— Deku-kun, despierta... ¡Deku-kun!

— ¡Estoy despierto! — Me levante de un brinco al escuchar un fuerte grito cerca de mi oído. Ochaco me veía enojada. Sus mejillas regordetas contenían un poco de aire, sus ojos marrones me veían de manera acusadora y su cabello castaño se encontraba peinado con una bonita peineta que simulaba una flor de cerezo.

Su mirada se suavizo y salto hacia mí para darme un fuerte abrazo.

El dulce aroma a flores de Uraraka se hizo notar en un instante junto con pequeños sollozos.

— Lo siento... lo siento tanto, todo esto es mi culpa. — Oculto su rostro sobre mi hombro mientras que pequeñas lagrimas empapaban la camisa que Bakugo me había prestado la noche anterior.

— Nada de esto es tu culpa, Ochaco...

— ¡Lo es! Debí actuar mejor para que no te descubrieran... — La chica se alejó un poco de mí. Saque el único pañuelo que conservaba en mi pantalón y con cuidado quite algunas lágrimas que aún descendían por su rostro. — Debí hacer más convincente mi papel de novia...

— Vamos, Ochaco... ellos de verdad creían que eras mi novia o algo parecido. — Sonreí débilmente tratando de convencerla. — Todo esto es mi culpa... no debí confiarme.

— Pero aun así...

— Esta bien, no cualquiera aceptaría fingir algo como eso.

— Pero es que, ¡Agh! ¿Qué tiene de malo salir con otro chico? No es como si uno decidiera a quien amar... — Baje un poco la mirada aún conservando una pequeña sonrisa ante las palabras de mí amiga. Las manos de Uraraka se encontraban llenas de cortes que trataban de ser ocultados por las largas mangas de su Yukata rosada, sus dedos aún conservaban algunas heridas debido al duro trabajo en el campo y sus uñas parecían burlarse de sus lesiones al estar completamente limpias y sin imperfecciones. — Sabes que puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que quieras, Deku-kun...

1945; TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora