25

1.4K 189 72
                                    

13 de enero de 1944

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

13 de enero de 1944

1 año, 6 meses y 23 días antes de la catástrofe de Nagasaki


El sonido del piano me resultaba relajante.

Cerré los ojos sin dejar de mover mis dedos de un lado a otro siguiendo el ritmo de la única canción que había aprendido a tocar de memoria: "Sleeping beuty". Aún recuerdo lo mucho que amaba verla en el piano, su forma tan delicada de sonreír al tocar cada parte de él, el ligero vaivén de su cabeza al convertirse en música y los suspiros que salían de su boca por el dolor al forzar sus lastimadas manos. Incluso en mis más profundos recuerdos, mi madre siempre fue amante de la música.

Sonreí recordando todas las veces que solía decirme que aquel piano de nuestro viejo cuarto sería mío algún día y es por eso que se esmeraba a cuidarlo y lo trataba con tanto cariño.

Si tan solo supiera que aquel piano dejo de existir hace tiempo.

Me pregunto qué pensaría ahora al verme, aunque no necesitaba verla para saber la expresión que pondría. Aumente el ritmo de la música desobedeciendo a la única enseñanza que aún conservaba dentro de mis recuerdos; el piano debe tratarse con cuidado y sin rudeza, o él buscaría desquitarse contigo de alguna forma.

La melodía me arrastraba cada vez más, la canción se había deformado y convertido en solo un par de notas sin sentido alguno, no poseían gracia ni mucho menos elegancia. Se había vuelto brusco, intolerante y gruñón

Justo como él.

Pero, de alguna u otra forma seguía conservando su encanto.

Abrí los ojos a punto de acabar la canción, y justo frente a mí, los orbes oscuros de mi hermano me observaban con un sentimiento melancólico. Quizás estaba preocupado, quizás estaba feliz de verme tocar nuevamente, o tal vez solo... se preguntaba quién o que era el causante de tanta euforia.

¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que toque el piano? ¿6? ¿7 años? En definitiva había perdido la práctica, aunque el sentimiento nostálgico seguía ahí oculto, a punto de derrumbarse con mayor intensidad que antes.

Antes de dejar el piano, Taishiro solía decirme que la muerte de mi madre no había sido mi culpa, que el vengaría su muerte para que yo pudiese vivir libre sin ningún pecado, y aunque solía repetírmelo innumerables veces, nunca pude creerle. Incluso ahora, sigo sin poder creerlo, quizás solo lo decía para calmar al enfurecido Kirishima Ejiro que lloraba por las noches sin lograr pegar una sola pestaña por el arrepentimiento y el dolor de perder a su única familia.

Pero, no fue hasta que lo vi morir delante de mí que sus palabras comenzaron a pesar.

Él siempre me trato como un hijo aunque no lo mereciera, se preocupaba por mí y me educó junto a Tamaki, su verdadero hijo. Nos enseñó a tratarnos como hermanos, eludiendo que la sangre no tiene nada que ver con el amor fraternal y que ahora seríamos una familia. Siempre vio por mí aunque fuese cruel con él al hablar, me inscribió a la escuela y me hizo tomar clases de música después de sorprenderse al verme tocar un viejo piano que encontramos en una tienda de antigüedades, mismo piano que Tamaki se había quedado y ahora me hallaba tocando. Tal vez si nos hubiésemos conocido bajo otras circunstancias, habría aceptado que fuese mi padre.

1945; TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora