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14 de Agosto de 1943

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14 de Agosto de 1943.

1 año, 11 meses y 26 días antes de la catástrofe de Nagasaki.

"Entre otras noticias, hoy contamos con la visita del famoso novelista Yagi Toshinori o como sus seguidores lo denominan "All Might" al ser el primer autor en tocar el alma de miles de persona al hablar de temas controversiales a través de sus escritos. Es un gusto y un honor tenerlo aquí señor Yagi.

— El honor es mío. Estoy contento de haber podido recibir su invitación en este agradable día.

— Bueno, señor Yagi. Hablemos un poco sobre su nuevo libro titulado "Lamentos del desierto", ¿Qué nos puede contar acerca de él?

— Con este libro he tratado de generar conciencia referente a la evidente guerra que Japón está generando hacia los Estados Unidos. Soy una persona que cree en la paz y en la gloria que hay en esta, es por ello que deseo que la gente recapacite y analice mejor la situación actual que está enfrentando el país. En este momento cientos de compatriotas están muriendo ante el egoísta deseo de los altos mandos de someter a más personas bajo su control. Por lo que decidí escribir "Lamentos del desierto", en honor a todas las personas que han muerto por esta causa y por las miles de personas que sin necesidad de guerra, hoy sufren tormentos habitando en nuestra tierra."

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Solté un quejido de dolor al tratar de abrir mis ojos después de recibir la horrible paliza del día anterior.

Al tratar de levantarme, sentí como un fuerte dolor se insertaba en mi abdomen provocando que un pequeño gemido se escapara de mis labios. Con sumo cuidado, lleve mi mano hacia la herida sintiendo la humedad de la venda que la protegía.

— ¿Una... venda?

Con la mirada inspeccione algo asustado el lugar donde me encontraba. Las cortinas de tonos pasteles se movían levemente ante los vientos mañaneros que penetraban la habitación. Las paredes de color café con pequeños detalles dorados, daban un toque de lujo al lugar al igual que los muebles que servían de acompañamiento. Toque el cómodo colchón en el que me encontraba sintiéndome como en el cielo ante lo suave que era.

— Debo de estar en el cielo... si, de seguro es eso.

Mire aún costado mío aun inspeccionando el lugar encontrándome con una pequeña mesa de luz que tenía encima una jarra con agua y un vaso. Algo intranquilo, bebí del agua tratando de controlar mis nervios al estar en un lugar desconocido.

En cierta parte, me sentía feliz de seguir con vida y de no haber despertado en el sucio callejón donde me habían botado los  secuaces de Kirishima, pero por otro lado mis nervios me comían vivo ante la ridícula idea de haber amanecido en la casa de un traficante de órganos.

1945; TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora