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1 de Septiembre de 1943

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1 de Septiembre de 1943.

1 año y 11 meses antes de la catástrofe de Nagasaki.

"¿Esto esta prendido? Mmm... ¿Qué? ¿Ya estamos al aire? ¡Lo siento! De verdad lo siento, soy nuevo en estas cosas y... cierto, el programa.

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Buenas noches oyentes de todo Japón, en este melancólico día su servidor Yagi Toshinori tiene el honor de complacer sus oídos con las agradables y armoniosas melodías que la estación ha escogido para esta velada, canciones que estoy seguro tendrán la capacidad de tocar el alma de cada uno de nosotros. Pero antes de empezar con la música, mis amigos de la emisora de radio me han cedido amablemente un par de minutos de su programa para darles una cordial invitación. En esta agradable noche me gustaría informar a todos los escritores, poetas, aficionados o expertos en literatura del concurso que estoy organizando con ayuda del departamento de Artes de la Universidad UA, ubicada en la ciudad de Tokyo. El tema a tratar en los escritos es libre, asimismo las obras se deberán entregar en las oficinas de la Universidad con todos los datos personales del autor a excepción del nombre, por esta ocasión se utilizará seudónimos para asegurar la protección de este. La recepción de documentos finaliza el 21 de septiembre.

Espero poder leer sus obras pronto.

¡Plus Ultra!"

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— Shoto, amor, ¿Te encuentras bien? — Momo me miraba a través del espejo de manera atenta con aquellos penetrantes ojos negros que tanto le caracterizaban. La chica al no oír una respuesta, dejo de cepillar su largo cabello que poseía el mismo tono de sus ojos y se acercó a mí con paso lento, provocando que su larga bata para dormir de color beige ondeara levemente. — ¿Todo bien en el trabajo? Te ves algo cansado.

Yaoyorozu se sentó a mi lado en la cama mientras pasaba sus manos sobre cada uno de mi hombros comenzando a dar un leve masaje sobre estos tratando de aliviar la tensión que había estado cargando desde hace ya bastante tiempo. Con algo de desgano me levante de la cama que compartíamos y me acerque a uno de los cajones cerca del armario que solía usar para guardar los libros que no cabían en mi oficina o que simplemente no eran lo suficientemente valiosos para resguardar con llave.

— Estoy bien, solo necesito revisar algunos papeles una última vez antes de mandar las ordenes al cuartel. — Dije viendo de reojo a la pelinegra quien no lograba ocultar la angustia y la preocupación de su rostro.

1945; TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora