[ AU Segunda Guerra Mundial ]
Si tuviera que describir el mundo en aquel entonces, tal vez lo llamaría "problemático".
Sangre, llanto y dolor. Para muchos esta sería la descripción perfecta del mundo en aquel entonces. El dolor de ver morir a un ser...
➤Los capítulos estarán narrados por personajes diferentes (será en primera persona), para evitar confusiones pondré banners con el nombre del personaje que esta narrando.
Sin más por el momento espero que lo disfruten ^^
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16 de Junio de 1943.
2 años antes de la catástrofe de Nagasaki.
"Hoy es un digno día para vivir. Levanten las manos y mantengan la frente en alto como señal de orgullo. Hoy un miércoles cualquiera de 1943, damos comienzo a una historia que quedará marcada en todos nosotros. Una historia que servirá para demostrarle al mundo de lo que estamos hechos. ¡Enorgullézcanse y recen hermanos míos! Por todas esas almas que hoy son parte de este glorioso hecho de conquista. Por todos esos cuerpos que servirán de sacrificio para llevar en alto el nombre de nuestra sagrada tierra del sol naciente."
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—¡No te quiero volver a ver por aquí! ¡Por mi puedes morirte y no sentiré nada! —Aquellos ojos que algún día brillaban de alegría y bailaban de amor al ver a mi madre, ahora me observaban con odio y desagrado.
—Cariño, no digas eso... tal vez solo este confundido...
—¡CALLATE INKO! Tu misma lo viste, esta pequeña mierda se estaba revolcando con otro hombre, ¡Esta enfermo! ¿¡Quién en su sano juicio haría algo como eso?!
—Pero aun así no deja de ser nuestro hi...— Mi madre, quien intentaba tranquilizar a mi padre, fue lanzada de un golpe hacia el suelo de madera del pequeño comedor de nuestra casa.
—¡Te he dicho que te calles!
—¡Mamá! — Corrí hacia ella con tal de protegerla, pero el hombre de mayor edad y de apariencia similar a la mía, me tomo del cuello. Miré con desesperación en dirección donde estaba el delicado cuerpo de Inko sin saber como librarme del agarre del mayor para ayudarla. En el delgado cuerpo de mi progenitora, resaltaban algunos golpes, de su frente brotaba un pequeño hilo de sangre mientras que sus ojos se mantenían cerrados y una mueca de dolor se instalaba en su rostro.
—¡¿Dónde crees que vas?! — Por un momento mis pies dejaron de tocar el suelo. Sus grandes manos impedían que el oxígeno pudiese entrar a mi cuerpo, mi pecho comenzaba a quemar y mis brazos junto con mis piernas poco a poco iban perdiendo su fuerza. A pesar del dolor, luché desesperadamente para que me soltara. Trataba de empujarlo o de herirlo al clavarle mis uñas, pero su fuerza era mayor que la mía. —¡¿POR QUÉ, IZUKU?! ¡YO NO TE EDUQUÉ ASÍ! — En un arranque de enojo, él peliverde me lanzó con fuerza hacia el suelo de madera del comedor ocasionando que mi espalda chocara contra la pared. Un horrible dolor recorrió mi columna como producto del golpe mientras tosía desesperadamente tratando de reponer todo el oxígeno perdido.
