Raquel soltó un quejido al sentir como los músculos de su cuello parecían estar entumecidos. Sonrió al sentir como unos brazos la rodeaban, así que se encargó de abrir los ojos con lentitud para encontrarse con la sonrisa de Sergio.
-Ya casi vamos a aterrizar, cielo.-Le comunicó él, abrazándola por la cintura. Raquel se percató de que habían levantado el reposa brazos, y Sergio la había acercado a su cuerpo. Él le había estado contando algunos trozos de su pequeña historia de amor, y ella tuvo que admitir que aquello le había causado sorpresa.
Él recordaba todo.
-Espero que sea un lugar acogedor.-Comentó con cierto sarcasmo, enderezándose en su asiento. Observó como la tierra parecía estar más cerca. Y comprobó que poco a poco el avión estaba descendiendo.
-Hace tres años amaste este lugar hasta tal punto para pasar aquí toda nuestra luna de miel.-Comentó con una sonrisa. Raquel abrió los ojos como platos al escuchar aquello. ¿Luna de miel? ¿Habían vuelto a Hawái? Sonrió al pensar en aquello. En aquel lugar había pasado el mejor mes de su vida. Un mes en donde sólo habían existido ellos.
Ellos y su amor.
-¿Hawái?-Preguntó antes de pensarlo si quiera. Una sonrisa descomunal se posó en el rostro de Sergio.
-¡Lo recordaste!-Exclamó emocionado.-¿Te das cuenta? Antes de que lo pienses, podrás recordar toda nuestra historia.-Le dijo, acariciándole la mejilla. No sabía cómo reaccionar exactamente. Quería que Raquel lo recordase, claro que sí, pero... Si lo hacía...
Recordaría sus mentiras.
Y lo odiaría.
-Pasamos nuestra luna de miel en Hawái.-Le confirmó con una sonrisa.-¿Y por qué no revivirla?-Preguntó alzándose de hombros.
-¿Cómo pagaremos todo esto?-Preguntó, regalándose a sí misma por revelar algo, por hacerle creer que estaba recordando algo.
Sergio simplemente la ignoró mientras se colocaba de pie y comenzaba a sacar el equipaje de mano de los respectivos compartimientos en donde habían estado durante todo el viaje. Raquel lo siguió y repitió aquella pregunta, obteniendo como respuesta otro beso de parte de él. Ella intentó tener una verdadera respuesta, siendo ignorada por Sergio.Juntos llegaron al área adecuada para recoger el equipaje.
**
-Habitación 133, por favor.-Pidió Sergio frunciendo el ceño al ver la expresión que colocaba ella.- ¿qué pasa?-Preguntó. Raquel se mordió el labio al escuchar aquello.
Esa era la misma habitación en donde habían pasado su luna de miel.
-Nada.-se limitó a decirle con una sonrisa.
-¿Recién casados?-Se atrevió a preguntar la recepcionista, buscando la llave de la habitación, mostrándoles una sonrisa.
-Algo así.-Se limitó a decirle Sergio , pegando a Raquel en contra de su cuerpo. Ella colocó su mano en el pecho de él, sonriendo al sentir la mano de Sergio en su cintura.
-Hacen bonita pareja.-Los halagó la joven.-Espero su estadía sea placentera en nuestro hotel.-Comentó con una sonrisa cómplice.
-Oh, vaya que lo será.-contestó Sergio, apretando a Raquel en contra de sí.
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-Esta habitación...-comenzó a decir Raquel, observando aquel inmenso cuarto. Parecía más bien un apartamento; tenía dos pisos. En el primero se encontraba la cocina con lo esencial, y aún lado la sala; con un inmenso sofá cama color café y un televisor. En el segundo piso se encontraba una habitación con una cama matrimonial en el medio y un televisor en frente. Dentro de la habitación se encontraba un pequeño baño, que si bien no era el más lujoso, tampoco era el más sencillo. Las paredes eran de un color durazno suave. Y Raquel observó con detenimiento aquello, recordando cada detalle de su luna de miel. Todo lo que había pasado en esa cama, en ese sofá...-...Me parece familiar-Comentó, decidiendo que recuperaría la memoria poco a poco.
-¿Por qué?-Se atrevió a preguntar, sabiendo que los recuerdos estaban volviendo a ella con lentitud.
-No lo sé.-Se limitó a decir, alzándose de hombros, fingiendo pesar.
-Yo me encargaré de que lo recuerdes.-Susurró, la pegó a su cuerpo tomándola de la cintura, mientras unía su boca a la de ella. Raquel sonrió antes de sentir sus labios en contra de los suyos, correspondiendo al beso. Lo abrazó por el cuello, sintiendo aquella paz que siempre sentía al tenerlo cerca. Dejó que la besase, dejó que sus labios recorrieran toda su cara; sus párpados, su frente y sus mejillas sintieron la ternura de Sergio.
-Sergio...-Jadeó, sintiendo aquella invasión en su boca. Las manos de Sergio comenzaron a subir por su espalda, acariciándola con lentitud.
-Pero no será ahora.-Se limitó a decirle, separándose de ella con una sonrisa. Que el cielo lo ayudara.- ¿Estás muy cansada?-Preguntó, alejándose de ella.
-¿Cansada?-Preguntó sintiéndose confundida. Joder, ¿cómo había pasado aquello? Había pasado de besarla con locura a preguntarle si estaba cansada.-No.-Contestó con una sonrisa, tratando de acercarse de nuevo a él. Sergio caminó al extremo de la otra habitación, pidiéndoles a todos los santos que le mandasen una pequeña pizca de autocontrol. Miró a Raquel, perdiéndose en aquel pozo profundo que indicaban sus ojos. Joder, ¿qué aquella mujer no se daba cuenta que si seguía mirándolo de esa forma, él no tendría problema en desnudarla y hacerle el amor durante toda la noche?
-Aléjate, cielo. Ve a darte un baño y a dormir. Mañana ya será un día totalmente largo.-Concluyó, comenzando a bajar las escaleras para ir a la sala. Raquel se tiró en la cama, observando el techo blanco.
Todo aquello sería una gran tortura.
Sergio le había dejado más que claro que no le haría el amor hasta que ella recuperase la memoria. Pero ella aun no quería decir que la había recuperado.
Si estando amnésica Sergio la trataba de aquella forma, ¿por qué no durar todo el tiempo posible fingiendo aquello?
Aunque, ahora que lo pensaba, no estaba mintiendo del todo; no recordaba lo que había pasado el día del accidente. Simplemente tenía un recuerdo muy borroso y vago de todo aquello.
Pero, sabía que tarde o temprano tendría que volver a la realidad.
Y esperaba que fuera más tarde que temprano.
...
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Engaños de un amor (Serquel)
RomanceEl matrimonio de aquel par de abogados era uno de los más sólidos de toda España; ante toda la sociedad eran una pareja que se amaba con locura, Raquel también lo creía así, pero Sergio se encargó de hacerle creer lo contrario; de la noche a la mañ...