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-¿Qué te pasó? –Le preguntó Sergio a Virginia, tras abrir la puerta y observar el pequeño moretón que tenía en la mejilla.
-Una paciente inconforme con sus resultados. –Sonrió. –Nada de qué preocuparse.
-Una paciente muy agresiva. –Completó él, acercándose a ella. Le acarició la mejilla. -¿Quieres que haga algo por ese moretón? –Preguntó con una sonrisa.
-No, así está bien. Ahora, ¿por qué no salimos a cenar por allí?
-¿Una pizza?
-Todas las que quieras.
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Raquel tiró la prueba de embarazo al basurero con cierta brusquedad. Maldición. Oh, por amor al cielo. Por Dios bendito, ¿qué se suponía que iba a hacer en aquel momento?
Tenía que ser racional, tenía que pensar las cosas con calma y empezar a sacar cuentas para poder descubrir quién… ¿Quién qué? ¿Quién era el padre de su hijo? Soltó un suspiro y tuvo que admitir que se sintió asqueada al formularse aquella pregunta. Anteriormente había pensado que esa pregunta solo la hacían las mujeres promiscuas y allí estaba ella y… ¡Por amor a Dios!
-Piensa, Raquel. –Se dijo a sí misma, abriendo el grifo de agua caliente para después equilibrarlo con el agua fría. Se daría un baño, el agua siempre la ayudaba a pensar un poco. Solo un poco. Se quitó la ropa y por fin el agua tibia acarició su cuerpo. Raquel tomó el jabón, haciendo un poco de espuma con esta para después frotarlo sobre su piel mientras se limitaba a hacerse preguntas a sí misma.
De acuerdo, ¿qué haría? Obviamente tendría a ese bebé, de eso no había duda. Pero antes que todo necesitaba hablar con un ginecólogo experto para que le explicara cómo era posible que de la noche a la mañana se embarazara. Pregunta número uno y respuesta número uno listas.
¿A quién le diría? A nadie por el momento, pensó. Empezarían con sus preguntas y ella apenas y podía procesar esa noticia. No se lo diría ni a su padre por lo menos por ahora. En definitiva no.
Mucho menos hablaría con Sergio. Y estaba obvio que no le mencionaría ni una sola palabra a Julio. Por supuesto que no.
Bien, pero, ¿qué pasaría cuando ellos se enteraran de su embarazo? ¿Ambos se presentarían al mismo tiempo y se darían cuenta de que ambos podían ser padres de aquel bebé o…?
¡A la mierda todo! ¡Iría paso por paso!
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A la mañana siguiente Raquel se observó delante del espejo para después soltar un suspiro y tomar su bolso de la mesa y encaminarse a la cita que había hecho la noche anterior con la misma ginecóloga que atendía a su hermana. Aquel día tenía un jean oscuro que contrastaba con una camisa rosada de seda que caía por su cuerpo libremente, junto a un bonito collar con un precioso dije de corazón que se posicionaba entre sus senos. Raquel se colocó sus pulseras para después acomodarse un poco el cabello y soltar un suspiro al observarse detenidamente en el espejo. Su vista bajó hasta su vientre, para después posicionar su mano allí.
-Pase lo que pase, ten por seguro que siempre te amaré. –Susurró por lo bajo. Alzó de nuevo la mirada y estiró su camisa para después tomar las llaves, volvió a soltar otro suspiro y posteriormente abrió la puerta.
-Madre de Dios, qué susto. –Susurró, llevándose la mano al pecho. - ¿Qué haces aquí? –Le preguntó.
-Pensé en que querrías comentarme cuáles fueron los resultados de la otra prueba que te habrás hecho. –Contestó Virginia, alzando su ceja. Raquel apretó los labios al ver a aquella mujer en la puerta de su casa.
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Engaños de un amor (Serquel)
RomanceEl matrimonio de aquel par de abogados era uno de los más sólidos de toda España; ante toda la sociedad eran una pareja que se amaba con locura, Raquel también lo creía así, pero Sergio se encargó de hacerle creer lo contrario; de la noche a la mañ...