41.

510 35 2
                                    

Bueno, toma! @Dballestas24  Aqui tienes el nuevo cap. que lo disfrutes :) besos.

***

-De no ser porque usted es una de las mejores abogadas que he tenido, créame que la habría despedido. –Comentó Antonio, su jefe, al verla entrar en la oficina al día siguiente.

-Gracias entonces. –Contestó con sarcasmo, quitándose la chaqueta blanca que tenía aquel día. La colocó en el respaldo de su silla para después quitarse los lentes de sol. –Si usted me permite, creo que lo mejor será que comience a trabajar.

-Como quiera. –Concluyó con desdén, yéndose de la oficina. Raquel se sentó en su silla mientras soltaba un suspiro y comenzaba a buscar en sus gavetas las carpetas de los casos que había estado llevando a cabo, el primero que consiguió fue el de Sergio y el de Virginia. Según él le había dicho todo había sido un plan para acercarse a ella, así que supuso que la demanda había sido retirada, por desgracia.

-Teresa. –Le dijo a su secretaria. –Me gustaría pedirte un favor. –Le pidió con una sonrisa.

-El que quiera, señorita.

-Quema esto, ¿sí?

-¿Yo? Eh ¿Quemar? –Preguntó confundida, observando la carpeta que le tendía su jefa.

-Sí, ya sabes. Fuego. Llamas. Eso. –Concluyó, volviendo a adentrarse en su oficina. Se sentó en su silla y se dijo que la mejor forma de olvidar a Sergio, sería comenzando a trabajar.

A mitad de mañana decidió ir al baño a retocarse su maquillaje; al observar sus profundos ojos color café bordeados por aquel delineador marrón y sombras marrones, soltó un suspiro. Sus labios estaban cubiertos por una capa de un lápiz labial que podía clasificarse como un rojo suave. Se colocó una fina capa de polvo en el rostro, para después acomodarse la chaqueta blanca que cubría su vestido color turquesa. Aquel collar largo cuyo dije llegaba hasta estar entre sus senos, definitivamente quedaba bien con el atuendo y con sus zarcillos largos. Raquel guardó su maquillaje en su bolso y se colocó derecha en frente del espejo, alzando el mentón.

La Raquel de antes había vuelto. Y lejos de sentirse cómoda de aquella forma, se sentía extrañamente miserable.

Su flequillo oscuro quedó acomodado de tal forma de que se asegurara de tapar la cicatriz que ella ya había maquillado aquella mañana. Se acomodó las pulseras que cargaba y trató de eliminar la sensación que la embargaba.

Tenía que continuar con aquello.

No volvería a bajar la guardia.

No volvería a confiar ni en Sergio, ni en nadie.

**

-Es que en serio sigues siendo tan idiota como antes. –Le dijo Virginia, observándolo mientras se encargaba de botar una jeringa. Sergio le alzó la ceja mientras veía como ella sellaba un pequeño frasco con la sangre que le había extraído a una anciana que se encontraba sentada a su lado.

-¿Podríamos hablar de esto en privado? –Pidió él, aquel día tenía una entrevista en un bufete, después de todo, tenía que comenzar a trabajar otra vez.

-¿Qué fue lo que hiciste, muchacho? –Preguntó la anciana, doblando el brazo después de haberse colocado un algodón. Odiaba que le sacaran sangre.

-Señora, con todo respeto

-Dejó a su esposa. –Interrumpió Virginia. –Justo cuando más lo necesitaba.

-Las cosas no son así. –Sentenció con voz severa.

-Ya, y yo pensaba que no tenías cara de imbécil. –Concluyó la señora.

Engaños de un amor (Serquel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora