10.

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Tragó en seco y se obligó a sí misma a mover su brazo para poder bajar la ventanilla. Tras hacer aquello, la imagen de un Sergio empapado y con el cabello cubriéndole la frente quedó más nítida ante ella.

-¿Necesitas ayuda?-Le preguntó él con una sonrisa. Un hormigueo la recorrió desde pies a cabeza, y apretó los puños al darse cuenta de que su cuerpo no le era leal a su mente.

-No.-Se limitó a decir.

-Yo creo que sí.-Insistió él.

-Llamaré a un taxi.-Contestó, tomando de nuevo su teléfono.

-No sé si sepas que las líneas están caídas. Es una tormenta fuerte ¿eh?-Le dijo con una sonrisa. Su mano se escabulló hasta llegar a tocar el mecanismo que abría la puerta. La haló y ésta se abrió. Le ofreció la mano a Raquel, invitándola a salir de allí. -Si quieres te doy un aventón a tu casa.-Ella miró aquella mano con desconfianza y recelo, pero aun así la aceptó. Salió del auto, empapándose aún másde lo que ya estaba. Quedó cara a cara con Sergio, y pudo detallarlo aún más que aquella mañana; las pequeñas arruguitas que bordeaban sus ojos, aquellos labios tan provocativos-¿Eso es un sí?-Le volvió a preguntar. Raquel miró rápidamente a ambos lados de la carretera, dándose cuenta de que ésta estaba desolada. Maldita fuera, por más que quisiera decirle que no a aquel criminal, debía de aceptarlo. No por ella, no Ella podría congelarse bajo aquel diluvio, pero Tenía a Paola. Mal día para cuidarla, se dijo.

-Sí.-Dijo en un susurro. -Pero seremos dos pasajeras.-Le dijo con cierta cautela. Se giró, haciéndole un gesto a Sergio para que la siguiese, y se encargó de abrir la puerta trasera del auto. Sergio observó a la niña que dormía allí plácidamente. Raquel frunció el ceño al ver la expresión de él Parecía de rabia.

Un escalofrío la recorrió, pensando en aquella noche que había ocurrido hacía tres años.

-De acuerdo.-Dijo con brusquedad, sin un atisbo de cortesíasi quiera. Y Raquel se arrepintió inmediatamente de haberle presentado a su sobrina.-¿Tienes paraguas?-Le preguntó. Raquel asintió, yendo a buscarlo en su bolso.-Bien, tú sostén a la niña y yo llevo el paraguas. No es bueno que se moje.-Raquel colocó los ojos en blanco al escuchar aquello tan obvio. Le pasó el paraguas a Sergio para después buscar su abrigo, él abrió el paraguas y ella, tras envolver a la niña en el abrigo, la cargó con cuidado. Ella abrió sus ojos, demostrando que le molestaba que la despertasen de su perfecto sueño. Sergio las cubrió a ambas con aquel paraguas, tomando a Raquel de la cintura y escoltándola para llegar a su auto. Ella se colocó tensa inmediatamente, no era que le molestase el tacto de Sergio, en realidad lo que le molestaba era la corrienteeléctrica que la había recorrido. Sergio le abrió la puerta y ella entró con su sobrina en brazos.

Después de unos segundos y después de que Sergio hubiese colocado el paraguas, el maletín y el bolso de Raquel en la parte trasera del auto, se colocó detrás del volante. Le sonrió antes de encender la calefacción.

-Espero que tu hija no se resfríe.-Dijo mientras emprendía la marcha.

-Espero que no.-Se limitó a decirle, no entraría en detalles de su vida privada. Podría ignorarlo a él, ¿Por qué no?, pero lo que no podría ignorar era el dolor que sentía en su alma al recordar aquella noche Sintió un nudo en la garganta y se obligó a sí misma a tranquilizarse. Le indicó la dirección y él tomó marcha hacia allá.

-¿Qué le pasó a tu auto?-Preguntó, tomando un cruce a la derecha.

-Si fuera mecánico, podría responderte.-Contestó con hostilidad.

-Parece que hoy no estamos de un muy buen humor que se diga.-Comentó él. Raquel simplemente comenzó a mirar por la ventana, tratando de ignorarlo. ¿Cómo iba a soportarlo durante los próximos minutos? Joder, en aquel momento sí creía en la existencia del karma.-Yo quería darte las gracias, ya sabes.-Comenzó a decir él.

-¿Por qué?-Preguntó con el ceño fruncido, volteando a mirarlo.

-Por aceptar defenderme en los tribunales.

-No deberías darme las gracias, no es que lo vaya a hacer gratis o algo parecido.-Dijo con una mueca.

-Lo sé, pero de todas formas-Intentó justificarse Sergio.

-¿Por qué no se lo pediste a otra de tus colegas?

-Tú eres mi colega.

-A una de tus colegas con las que te lleves bien.

-¿Eso quiere decir que tú y yo no nos llevamos bien?-Preguntó con una ceja enarcada.

-No lo sé. Hace tres años que no nos vemos.-Susurró, mirando la ventana de nuevo.

-Cierto. Y tengo que admitir que te he extrañado-Dijo él prácticamente de forma inaudible.

-No fue mi decisión separarnos.-Se limitó a decir ella, suspirando al darse cuenta de que ya estaban en frente de su casa.-Gracias por traerme.-Le contestó de forma cortante, mientras abría la puerta.

-Espera, te acompañaré a la entrada.-Sergio salió del auto, abriendo la puerta trasera para buscar el paraguas, después volvió al lado de Raquel, haciendo prácticamente lo que habían hecho al principio; escoltarla tomándola de la cintura. Pronto ya estaban en la puerta de la casa de ella, Raquel comenzó a buscar las llaves en su bolso, abriendo la entrada de su casa.

-Gracias.-Dijo sin un pequeño atisbo de cortesía ni de agradecimiento. Entró en su casa dando un fuerte portazo.

...

Engaños de un amor (Serquel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora