𝑺𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅 (𝑱𝒂𝒄𝒆 𝑯𝒆𝒓𝒐𝒏𝒅𝒂𝒍𝒆)

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Odiar a Aldeltry se ha vuelto algo normal, más después de jugarme la de esa manera. No entiendo porqué me odia tanto ese hombre, algo tiene que tener en contra mía. Lo que ha hecho Jace tampoco se me va a olvidar, ¿Cómo se atreve a encerrarme? Pensé que me ayudaría a escapar, según me dijo una vez soy importante para él, pero no me lo demuestra. Ahora mismo estoy furiosa, tengo ganas de salir de aquí y golpearlos hasta dejarlos inconscientes. Las horas dentro de esta maldita celda se me están haciendo eternas y encima nadie baja, solo hay un guardia fuera que no es muy amable que digamos.

He intentando de todo, incluso he dejado que mi esencia demoníaca despierte por si conseguía, no sé, derretir la puerta o hacerla volar. Nada ha funcionado, me temo que esta celda ha sido embrujada para que nada pueda salir a no ser que lo dejen. Escucho las pisadas de alguien acercándose y miro por el cristal justo a tiempo de ver pasar a Alec. El pelinegro se dirige silenciosamente hasta la puerta y cuando dejo de verlo comienzo a escuchar golpes y quejas. La puerta de la celda se abre dejándome ver a Alec sonriendo de lado y al guardia en el suelo inconsciente.

-¿Pensaste que te dejaría aquí?- pregunta Alec con cierta diversión.

-Nunca me he alegrado más de verte primito- susurro acercándome a abrazarlo.

-Vamos, Magnus nos espera fuera- agrega el peli negro dejándome salir de la celda -Cambia de forma, conviértete en Izzy por ejemplo-

Hago caso a lo que me dice y activo mi runa cambia forma, me viene de maravilla para pasar desapercibida. Enseguida mi cuerpo cambia y me convierto en mi prima Isabelle, no creo que le moleste. Camino junto a Alec por los pasillos del instituto rezando por no tener problemas para salir. Por suerte nadie nos nota y el guardia de la puerta trasera ignora nuestra presencia cuando salimos. El gran brujo camina de un lado para otro algo nervioso, en cuanto nos ve sonríe victoriosamente.

-Hora de salir de aquí princesa- dice Magnus extendiendo su mano para que la tome.

-Ya sabes lo que hacer- comenta Alec acercándose al brujo -Yo debo quedarme aquí para que no sospechen-

-Gracias Alec- murmuro sonriendo a mi primo.

Magnus le da un beso rápido al peli negro que entra en el instituto con una sonrisa de oreja a oreja, adoro la pareja que hacen. Tomo la mano de Magnus, enseguida hace de las suyas creando un portal que en cuanto cruzamos nos deja en su piso. Justo cuando voy a entrar en el comedor un fuerte mareo me golpea y no puedo evitar caer de rodillas al suelo. Mi cabeza se vuelve loca y de repente ya no veo el piso de Magnus, ahora estoy en un pasillo bastante oscuro y deprimente. Unos quejidos llaman mi atención, al girarme veo a Valentine arrastrando a un hombre bastante mayor encadenado. El hombre me mira fijamente y comienza a gritar como si agonizara obligándome a taparme los oídos.

-¡Tara!- la voz de Magnus me hace volver en sí -Por Merlín, tenías los ojos completamente blancos y parecías en trance-

-Ha sido otra vision- murmuro algo confundida mientras me pongo en pie con su ayuda.

-¿Tienes visiones?- pregunta el brujo curioso -¿Desde cuando?-

-No hace mucho, es como si pudiera ver lo que está pasando en otro lugar- comienzo a explicar -Gracias a una visión encontré a Luke en el bosque-

-Fascinante- susurra Magnus mirándome con admiración -¿Qué has visto en esta última visión?-

-Valentine tiene a un hombre mayor cuyos quejidos casi me dejan sin tímpano, está sufriendo- digo haciendo memoria -No sé quién es, ni para que lo necesita, pero viniendo de Valentine no es nada bueno-

-Puedo intentar investigar sobre tus visiones, eso quizás te ayude a controlar ese poder- añade Magnus chasqueando sus dedos.

Un montón de libros aparecen en la mesita que tiene en el salón. El gran brujo se prepara una copa y se sienta en el sillón listo para leer. No tengo muchas ganas de seguir encerrada entre cuatro paredes así que aviso a Magnus de que iré a visitar a una amiga, él acepta solo si me cuido. Salgo de su piso y me dirijo hacia la luna del cazador, si no me falla la memoria hoy Maia tiene turno en el bar. En cuanto entro en el garito mi amiga levanta la vista y sonríe ampliamente. Simon está sentado en la barra tomando un trago, va bastante elegante.